¿Se ha
preguntado usted alguna vez sobre los orígenes del humilde lápiz? Sí, ese aparatito largo, delgado y vestido de
amarillo que nos sirve (y que nos ha servido por centurias) para escribir, al
que en Chile le llaman cariñosamente: “lápiz
de mina”.
Antes de
hacer su estreno de gala en sociedad el arquetípico lápiz como lo conocemos hoy,
éste no existía; y su desarrollo se debió a un fortuito pero notable
descubrimiento en el año 1564 de la Era Común.
Pero antes de entrar de lleno en materia, revisemos algunos utensilios
de escritura que se usaron hasta la isopiptesis llegada de nuestro humilde y
contemporáneo lápiz.
La palabra
“lápiz” proviene de la palabra francesa antigua “pincel”. Del lenguaje Latín del Periodo Post-Clásico, la
palabra inglesa “pencil” (lápiz) se deriva de la palabra latina “Penicillus”, lo que significa "colita", y que se refería
originalmente a pincel fino de un artista, los cuales estaban hechos de pelo de
camello. Esta palabra: “Penicillus” es también el origen para la
palabra “penis” o “pene”. A pesar de la
gran similitud entre “pencil” y “pene”; este último se exclusivamente usa para
“escribir” en otra dimensión.
Incluso
antes del descubrimiento y el uso de pigmentos (1), el ser humano usaba
diferentes instrumentos y métodos para “escribir”. Coloco la palabra “escribir” entre comillas
porque la “escritura” (2) se inventó alrededor de unos 6.000 años
atrás durante el comienzo de la Edad del Bronce, pero antes, el erecto
habitante de este revuelto planeta se expresaba comunicativa, articulada y artísticamente
usando una serie de materiales arcaicos para hacer sus marcas y manifestaciones
en cavernas, piedras, árboles y otras variadas y disimilares superficies.
Ellos utilizaban trozos de carbón encontrados
al azar, remanentes de la invención del fuego de la Edad de Piedra, plantas y
otros instrumentales y herramientas disponibles en el área en que nuestros
peludos y fornidos antepasados sobrevivían. En caso de que se esté preguntando, la tiza
blanca recién se comenzó a utilizar en el siglo XIX en los salones de clases
europeos.
(1) Un pigmento es
un material que cambia el color de la luz reflejada como resultado de la
absorción selectiva de longitud de onda. Este proceso físico es diferente de la
fluorescencia, fosforescencia, y otras formas de luminiscencia, en el que un
material emite luz.
(2) Se estima que
la escritura fué inventada a finales del IV milenio antes de la Era
Común en Mesopotamia, y las marcas que se usaban en ese entonces se
denominan escritura cuneiforme. La invención de la escritura puso la distinción
entre la historia y la prehistoria.
Los Primeros Instrumentos de Escritura
Los
incipientes instrumentos y utensilios de escritura específicamente
manufacturados para esta civilizada función eran “autónomos”, es decir, tenían una
funcionalidad inherente a su vida útil, la que era la longitud de su existencia
física. Entonces, estos instrumentos de
uso manual no se consumían, y desafortunadamente también se usaban para otras
funciones menos dignas e innobles que el documentar.
Los había
para el uso con y sin pigmento. En el
caso de los instrumentos sin el uso de pigmentos, y quizá los ejemplos más
antiguos conocidos de “escritura” que poseemos, fueron creados mediante la hendedura
de una superficie plana usando una herramienta rígida. Para esto no era necesario utilizar un
pigmento ya que las marcas de escritura se “tallaban” o “esculpían” sobre una apropiada
superficie de uso.
Los chinos
tallaban huesos y conchas de tortugas para escribir en su Jiaguwen, los que eran huesos marcados para usar en la adivinación
por allá en el segundo milenio antes de la Era Común. En Sumeria, Babilonia, e incluso en la Grecia
Micénica, se produjo escritura cuneiforme pulsando con fuerza física un instrumento
triangular sobre tablillas de arcilla blanda, creando así las marcas características
de la escritura cuneiforme. Más tarde, los
astutos romanos avanzaron la tecnología, y comenzaron a utilizar manecillas de
plomo sobre tablillas aperadas con una blanda superficie hecha de cera de
abejas, las cuales podían ser reutilizadas.
Éstos fueron los precursores de la “tableta” (digo yo).
A su vez,
los más modernos instrumentos de escritura que usaban pigmentos también fueron
desarrollados por los artificiosos romanos, y éstos también fueron los
impulsores de nuestro lápiz moderno.
Estos lápices Romanos fueron el inicial "lápiz de mina" ya que
llevaba un cilindro de plomo envuelto en madera el que utilizaban para escribir
sobre madera, piel de animales, o sobre papiro entre otras apropiadas
superficies. Los romanos solían llamar
“mina” al plomo.
Un Hecho Circumbirúndico
En el año de 1564 y por accidente, los
lugareños en Cumbria, Inglaterra, descubrieron un enorme depósito de grafito el
que fué descubierto en un lugar montañoso muy alto llamado Seathwaite Fell.
Los lugareños –que eran pastores de Ovis
Orientalis Aries (ovejas), encontraron que este material era muy útil para
marcar sus mamíferos cuadrúpedos ungulados domésticos. El 25 de Marzo de ese mismo año ocurrió la
Batalla de Angol en la Araucanía chilena, donde el Conquistador Castellano
Lorenzo Bernal del Mercado derrotó y mató al Toqui Mapuche Illangulién.
Este recién descubierto depósito de grafito
se encontraba en un estado bastante puro, y en bloques que se podían seccionar
sin dificultad en pequeñas barritas. Hasta la fecha, este depósito de grafito sigue
siendo el más grande encontrado en esta forma sólida. Usando este nuevo compuesto, se descubrieron
muchas aplicaciones para éste, como por ejemplo para hacer moldes para metales
fundidos. De esta forma el grafito, de
la noche a la mañana, pasó a ser de un elemento sin valor, a adquirir un valor
enorme. Más tarde, se encontraron otros depósitos
de grafito en diferentes lugares del mundo, pero no poseían la misma pureza y
calidad que el grafito de Seathwaite Fell, entonces estos otros grafitos debían
de ser pulverizados para eliminar sus impurezas.
Basados en el descubrimiento del grafito, desde
el año 1860 los ingleses ostentaron la producción exclusiva de lápices cuadrados
de barras de grafito, esto; hasta que se encontró un método de reconstituír el
grafito en polvo. En 1860,
paralelamente la “Pony Express” comenzó
a correr sus diligencias entre Saint Joseph, Missouri, y la ciudad de
Sacramento, en California. La primera
diligencia partió de St. Joseph el 3 de Abril de 1860, y arribó a Sacramento el
13 de Abril de 1860; y en Noviembre 6 de ese mismo año, Abraham Lincoln fué
elegido el decimosexto Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Este año de 1860 fué muy movido.
El Lápiz de Conté
En un esfuerzo por crear una herramienta
más útil y manejable para hacer marcas y para escribir, el primer ensayo que se
hizo para fabricar minas hechas de grafito pulverizado y compactado, se realizó
en la alemana ciudad de Núremberg en el temprano año de 1662; para lo cual
se utilizó una mezcolanza de grafito, azufre, antimonio y arcilla para mantener la coherencia de este aserrín de
grafito. Ese mismo nefasto año se
extinguió el Raphus Cucullatus,
conocido por la humanidad como el pájaro Dodo; quien era el hermano del Pezophaps Solitaria, otro pájaro extinto
que no volaba. ¿Qué cosas, no?
Para conseguir que el grafito fuese un poco
más sencillo y práctico de usar, usuarios como topógrafos y artistas envolvían
o forraban delgadas varillas de grafito con cáñamo o con piel de Ovis Aries. En el año 1565 mientras que los portugueses
estaban ocupados fundando la ciudad de Río de Janeiro en Brasil, el botánico y
zoólogo suizo Konrad von Gessner reveló un dibujo de una delgada varita de
grafito confinada dentro de un tubo hecho de madera. Ésta fué la primera representación moderna oficial
de un lápiz de madera.
En el sacudido
año de 1794 durante la guerra de la Francia revolucionaria con Gran Bretaña,
Francia se encontró completamente carente de la superior calidad del grafito
Inglés, por lo que entonces el ministro de Guerra francés
Jean Baptiste Noël Bouchotte, le encargó
al talentoso pintor e inventor francés tuerto, Nicolas-Jacques Conté, que
encontrase una solución urgente y viable para esta carencia de lápices. El
ingenioso Conté entonces molió grafito impuro y de mala calidad y lo mezcló con
arcilla húmeda, luego a esta masa amorfa le dió un formato de barras, y luego las
metió al horno para cocinarlas. El
resultado final de este mejunje asado fué un lápiz de mina bastante aceptable.
El Lápiz de Thoreau
La gran
innovación de Conté llevó a décadas de experimentación. Los alemanes decidieron meterse en la carrera
del nuevo invento, y comenzaron a experimentar con una infinidad de proporciones
entre arcilla y grafito para hacer lápices blandos y duros, y que hiciesen
marcas más oscuras, o más claras. Esta
carrera de experimentos no se limitó solo a Europa. En 1821, en los Estados Unidos de
Norteamérica, míster Charles Dunbar descubrió por casualidad un depósito de
grafito de buena calidad en Bristol, New Hampshire; y decidió también meterse
en la carrera de los lápices con su cuñado John Thoreau.
Esta
carrera de lápices era auspiciosa y lucrativa.
En 1820, la primera factoría que produjo lápices en masa fué una
establecida por un gil llamado William Munroe, en Concorde, New Hampshire; y a
pesar de que sus lápices eran de bastante mediocre calidad, éste se hizo
millonario vendiéndolos.
John
Thoreau era un habilidoso hombre de negocios quien después de graduarse de la
Universidad, estaba desempleado. Entonces
sin tener otra cosa que hacer, comenzó a ayudar con el nuevo y bisoño negocio de
la familia. Thoreau desarrolló nuevas
técnicas en el refinado del grafito, las que hicieron los lápices “Thoreau” menos frágiles y menos
grasientos, y en ese entonces éstos se convirtieron en los mejores lápices que
América tenía para ofrecer. Obviamente
el negocio adoptó el apellido de la familia (Thoreau) para darle un nombre y
una marca a estos afamados lápices. La
empresa de los Thoreau fué capaz de ofrecer una variedad de lápices a los que
numeraron desde el Nº 1 (el más blando) hasta el Nº 4 (el más duro). Este sistema de numeración para los lápices se
continúa usando hasta el día de hoy.
El gusto y
la preferencia por un lápiz específico se acomodó por sí solo: Los lápices Nº 1
eran muy suaves y blandos, y manchan con facilidad; el Nº 3 era muy duro y por
lo tanto, se quebraba fácilmente; el N° 4 era sumamente duro y no era apto para
escribir sobre superficies blandas como el papel; pero el lápiz de mina Nº 2 resultó
ser el lápiz correcto y apropiado para escribir sobre cualquier superficie, y se
convirtió en el lápiz de preferencia para la mayoría de la gente, y como muchos
de ustedes ya lo saben, es perfecto para rellenar las burbujas de las tarjetas
de la Polla-Gol.
Nota del Autor:
La ligera película
dejada por el grafito en el papel es increíblemente delgada. Esta capa de grafito es mil veces más delgada
que un cabello humano. De acuerdo con el
matemático inglés John Barrow, un solo lápiz de mina Nº 2 podría trazar una
línea de más de 1.126 kilómetros de longitud hasta
llegar a la goma. ¿Qué cosas, no?
El Color Amarillo
Originalmente,
los lápices se pintaban para disfrazar la pobre calidad de la madera en que
estaban contenidos, pero los lápices más finos y elegantes forrados con madera
de buena calidad estaban terminados sin barniz o pintura. En la Exposición Universal de 1889 en París, Francia,
la que conmemoraba el Centenario de la Revolución Francesa y la toma de La
Bastilla; una compañía Austro-Húngara fabricante de lápices reveló un suntuoso
lápiz de lujo.
Este boato nuevo lápiz
estaba hecho con los mejores materiales existentes, y fué llamado “Koh-I-Noor” que en el lenguaje Persa
significa “Montaña de Luz”, en honor
al diamante más grande conocido hasta ese momento. Este magnífico y hermoso diamante terminó
adornando la corona británica. Se
piensa que éste, el más fino de los lápices del planeta fué pintado de color
amarillo en honor a la bandera del imperio.
El color se suponía que fuese dorado, pero el color más cercano al dorado
disponible en ese entonces era el amarillo no patito feo.
Esta osada estrategia de marketing trabajó
muy bien en un principio, y el color amarillo se comenzó a asociar con
“calidad”. Pero al poco tiempo después y
debido a su gran éxito, un enjambre de imitadores comenzó a pintar sus lápices
de color amarillo, entonces la “calidad” se hizo invisible quedando disfrazada
de amarillo. ¿Qué cosas, no?
Y Hablando de Coronas...
Durante el primer uso de los lápices de
grafito, la gente utilizaba grumos de miga de pan para borrar errores porque la
miga era fácil de obtener y de usar; pero este artefacto no era perfecto. En el año 1770, el ex-teólogo, filósofo
natural, químico, educador y teórico político liberal Joseph Priestley notó que
el uso de una extraña materia que era recolectada de algunos árboles en Sudamérica,
resultó ser especialmente apta para eliminar las marcas del lápiz de grafito.
Entre otras cosas, Priestley también descubrió
el Oxígeno al que llamó "aire
defologisticado". Con este nuevo “gas” descubierto, Priestley después
inventó el agua con gas. Obviamente
Priestley no era productivo ni adecuado antes de renunciar al clérigo, pero
cuando abrió los ojos y lo hizo; se convirtió en un magnífico y fructífero ciudadano
el que ahora se daba cuenta de la realidad.
Como la Corona Británica era muy famosa en
todo el mundo, los fabricantes de lápices decidieron “coronar” a sus productos
con una práctica corona, pero sin insultar a la Corona Real. Para esto, usaron el “caucho” de Priestley, y
desde entonces, la forma física final del lápiz tomó su forma concluyente y
definitiva.
Los Lápices Modernos
Ningún lápiz moderno contiene una “mina” de
plomo como los antiguos romanos solían llamarle; y lo que contienen hoy es una calculada
mezcla de polvos de grafito y arcilla finamente molidos. Antes de mezclar estos dos elementos, ellos se
purifican por separado para extraerles cualquier materia ajena a estos
materiales, y la mezcla se seca en moldes de forma que crean grandes bloques
cuadrados.
Los Lápices de Colores
La historia del
lápiz de cera de color no está clara y se pierde entre cuentos y suposiciones,
pero el uso de los elementos básicos con que estos lápices eran hechos, está
bien documentada y se remonta a la Época de Oro de la Grecia Antigua, historia que
más tarde fué propiamente documentada por el escritor, científico, naturalista
y militar latino romano Gaius Plinius Secundus, conocido como Plinio el Viejo, amigo personal del
Emperador Vespasiano.
Los materiales a
base de cera han sido los preferidos por los artistas durante siglos debido a
su resistencia al deterioro, a la intensidad y el brillo de sus colores, y sus cualidades únicas de manipulación. A pesar de que los lápices de colores se habían estado
utilizado para otras funciones por décadas, no fué hasta principios del siglo XX
en que se produjo lápices de cera de colores con una calidad artista aceptable.
Los primeros fabricantes que iniciaron la
producción masiva de lápices de colores de cera de buena calidad, incluyen a la
fabrica Faber-Castell en 1908, y después a Caran d'Ache en 1924. Más tarde, la fabrica Berol Prismacolor se
metió en el baile en el año 1938, el mismo año en que Adolfo Hitler abolió el
Ministerio de Guerra y creó el Oberkommando der Wehrmacht (Alto Mando de las
Fuerzas Armadas.) para reemplazarlo.
El lápiz de color, lápiz-crayón, o
lápiz-pastel como se le conoció al principio, a diferencia de los lápices de grafito
y carbón, los lápices-pastel de colores tienen un núcleo en base a cera o
aceite, y contienen proporciones variables de pigmentos, aditivos y agentes
aglutinantes. Este lápiz de color -o
policromo- es una mezcla de varios elementos minerales como grafito, cera y
arcilla, procesados e integrados para hacer la “mina”, la que es una médula de
cera con pigmentos y otros aditivos. Múltiples
colores se mezclan para obtener una gran variedad de lápices de diversos
colores.
La Parábola del Lápiz
Érase una vez un fabricante de
lápices. Me gusta siempre comenzar mis
historias con esta frase porque es la que siempre oía cuando alguien me leía un
libro de cuentos, y todos estos cuentos; aún viven almacenados e inquietos en
los numerosos pliegues de mi vasta y activa memoria.
Este meditabundo y considerado fabricante
de lápices, cada vez que terminaba de construír cuidadosamente uno de ellos, lo
hacía a un lado para darle consejos antes de ponerlo en su caja.
-
“Hay 5 cosas que necesitas y debes de saber antes de que yo te envíe al
mundo. Recuerda estas cosas siempre y
nunca te olvides de ellas. Si haces
esto, te convertirás en el mejor lápiz que un fabricante pueda soñar" - le
dijo concienzudamente al lápiz.
- "La primera es: Tú serás capaz de
hacer muchísimas y muy diferentes cosas, pero esto ocurrirá solo siempre y
cuando estés en la mano de alguien".
- "La segunda es: Tú experimentarás de
vez en cuando un doloroso y agudo proceso de perfeccionamiento, pero lo
necesitas para ser un mejor lápiz".
- "La tercera es: Debes de ser capaz
de corregir rápidamente y sin constricciones cualquier, y todos los errores que
cometas".
- "La cuarta es: No te olvides jamás
de los jamases de que la parte más valiosa e importante que posees, es lo que
llevas dentro".
- "Y la quinta es: En todas y
cualquier de las innumerables superficies en que seas utilizado, debes dejar tu
marca, una buena marca, y sin importar las condiciones de las superficies en
que escribes; debes de continuar escribiendo".
El lápiz entendió claramente el intrínseco
valor de los lúcidos consejos de su bienhechor, y se comprometió a recordar y a
practicarlos todos ellos, entonces cuando su hechor lo depositó cuidadosamente
dentro de su caja, el lápiz llevaba firmemente arraigados estos propósitos en
su corazón. Fin.
Reflexión
Esta corta y sencilla parábola del lápiz,
lleva contenida importantes y sólidas enseñanzas las que he tratado de
practicar durante mi exacerbada vida.
Ahora, si usted pretende momentáneamente que
está tomando el lugar del lápiz, evoque, retenga y practique sin titubear estas
magníficas enseñanzas, y si lo hace; lo más probable es que se convierta en la
mejor persona que usted pueda ser.
Haciendo un paralelo con estos principios para el lápiz, ellos lucen
como algo así para nosotros:
Primero: Usted será capaz de hacer
muchísimas y muy variadas cosas, pero sólo si usted se permite a sí mismo la
libertad y el compromiso de hacerlo; y permitirle a otras personas que tengan
acceso a todas las virtudes que usted posee.
Segundo: Usted experimentará un proceso de
mejoramiento de vez en cuando, y éste puede llegar a ser bastante duro y doloroso. Esto ocurre cuando nos enfrentamos con los –a
veces- numerosos y complicados problemas y desafíos que se nos presentan en la
vida; pero esta adversidad la necesitamos para poder convertirnos en individuos
más fuertes y resistentes.
Tercero: Usted debe de ejercer su mejor y
más sincero esfuerzo para ser capaz de corregir cualquier error que cometa sin
sentirse derrotado o minimizado. El
reconocer errores nos hace más nobles y más fuertes, y lo más importante; nos
hace ser sinceros con nosotros mismos.
Cuarto: La parte más importante y más
valiosa que siempre poseeremos es la riqueza humana que llevamos dentro. Éste es un obsequio que le pertenece a usted,
y es el material de lo que usted está hecho en su interior. Nadie le puede quitar esto.
Y quinto: En todas las superficies o
condiciones en las que deba caminar o desenvolverse durante su valiosa
existencia, siempre deje una buena y saludable marca. Sin importar cuál sea la situación o lo
difícil que ésta sea, siempre debe continuar incansablemente haciendo sus
deberes, y manteniendo siempre alta su responsabilidad.
Le traje a colación esta humilde parábola
sobre el lápiz para recordarle de que usted es una persona especial y muy valiosa
para mí, y para nosotros todos; y para que nunca permita que le desaniman o que
usted llegue a pensar de que su vida es insignificante, o que usted no es capaz
de realizar un cambio; porque aunque usted no lo piense o no lo crea; le
necesitamos mucho.
Esto me trae a la memoria un axioma que
siempre se balancea en las inquietas e impacientes olas de mi filosofía de
vida: ¿Actuamos basados en el Valor de la Verdad, o lo hacemos fundados en la
Verdad del valor? Dígame usted...
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Post scriptum et quorumdam
suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted
quisiera leer mis traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por
favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.
Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado honestas,
corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas,
licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por
el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo
que habrá disponible basado en su pedido.
Gracias.
El Loco