A nosotros los bojigangas humanos nos
encanta clasificar todas las cosas o para ordenarlas, o para hacerlas un
beneficio propio. En cualquier caso,
cuando hacemos esto lo hacemos en una forma egoísta y arbitraria que nos haga
la vida más fácil, o para aislarnos de lo que no queremos o aborrecemos. Y entonces determinamos límites, instauramos
reglas, fijamos fronteras, establecemos niveles para casi todo, trazamos líneas
divisorias, codificamos contornos, circunscribimos periferias, perfilamos
contextos, maquinamos metas, tasamos bordes, medimos cúspides, delimitamos
profundidades, arqueamos la naturaleza, y calibramos, graduamos y acordonamos
nuestros tan variados y tan poco justipreciados comportamientos.
El problema con
esto, es que nos olvidamos de la naturaleza que enclaustra y esconde la raza humana
grabada en su insana genética, y dejamos su particularidad fuera de este desequilibrado
orden al que llamamos inconsciente e ignorantemente: Civilización. Como nota aparte, quiero aclarar que no
desestimo a la raza humana como especie, sino que a su depreciada capacidad nomotética
de razonamiento colectivo.
Este es un
problema serio porque contrario a lo que la ignorancia catervática que predica
idióticamente la imbecilidad universal de que todos somos iguales -a pesar de
que cada uno de nosotros somos tan individuales y tan diametralmente diferentes
los unos de los otros- nos encajan en el mismo envase rotulado "un-tamaño-para-todos",
en esa cajita con la errada etiqueta sellada con la zafia retórica: "civilización". La civilización es un sueño incumplido, un
orden incompleto e inexistente, es una fantasía a la que nos aferramos
desesperadamente para darle cierto sentido a nuestras coexistencias como
especie, la que hasta ahora, no tiene un destino común conocido alguno.
Cualquiera se dá
cuenta de que su amigo, su vecino, o cualquier otro perecedero mortal que anda
por la calle; no comparte el mismo nivel de "civilización" que usted confina
en su ser, o cree poseer. El hecho es
que en el mundo en que vivimos, aún quedan humanos que no han evolucionado
mucho desde su bacteriano origen hacia el comportamiento y proceder cuadrúmano.
Hay muchos de estos seres que aún viven
en el período Antropoceno, y que mental y cívicamente aún subsisten como Hedera
Helix (hiedra) en nuestras sociedades contemporáneas. Nadie sabe cuántos rezagados y otros pardales
misceláneos están disimulados en nuestras sociedades descolgándose desde los
períodos previos al nuestro, y que aún viven, conviven y sobreviven apretada y
camufladamente entre nosotros.
La evolución más difícil de conseguir es la
evolución intelectual y mental. La
evolución física y fisonómica está garantizada en forma natural, cíclica y
cronológica. Es sólo cosa de tiempo y
medio ambiente amasados cuidadosamente por los instintos de conservación y
capacidad de adaptación de la especie. El hecho de que su vecino parezca un simio, no
es culpa de él, pero el nivel de desarrollo intelectual que conlleve; lo
es. El destontarse es una
responsabilidad personal y no es transferible. Por supuesto que la oportunidad para conseguir
esto, juega un gran papel.
Por eso es que en nuestra
"civilización" los hay mezclados terroristas, bárbaros, giles que
creen en un dios o en otro, brutos, astutos, amables, inteligentes, imbéciles,
conscientes e inconscientes, y por más civilizados que creamos que somos, y
aunque tan distintos; somos todos de la misma especie. De la misma especie. Ser de la misma especie no significa bajo
ningún punto de vista de que somos todos iguales. Si alguien le ha enseñado lo contrario y
usted lo cree, usted es incivilizado; y probablemente una migaja pseudo-mental
perdida de alguno de los oscuros, enigmáticos y variados peldaños de la larga y
empinada escala de la evolución humana.
El retrasarse civilmente no es un delito, ¡no actualizarse lo es!
¿Regresión de la especie?
Los seres humanos sufrimos de la triste
perturbación de proyectar una falsa uniformidad social y cívica para apoyar nuestras
interminables y fantasiosas teorías. Es prácticamente
imposible cuantificar las tendencias evolucionarias de cada grupo social en la
escala de civilizaciones, entonces optamos por clasificarlas bajo una "uniformidad
social de grupos" cuando nos es más ventajoso para escudar y excusar nuestros
livianos silogismos. Esto
irremediablemente conlleva a la regresión evolutiva y social de la espacie
humana.
Esto no significa que nuestra especie no
sea capaz de elaborar o forjar tendencias de desarrollo evolutivo, sino que no
sabemos y no somos capaces de juzgar imparcialmente lo que hemos aprendido del
pasado, entonces acrecentamos nuestra capacidad de cometer errores en el
presente. Esto pasa porque somos flojos
y tenemos la peligrosa tendencia de simplificar demasiado nuestros problemas y
desafíos presentes porque esa decaída actitud nos acomoda más.
A pesar de que nuestro acuoso planeta tiene
suficiente espacio seco para acomodar una infinidad de civilizaciones y se las
arregla para mantener aunque frágilmente, un equilibrio en nuestra capacidad de
sobrevivir, esto no nos granjeará sobrevivencia como especie porque nos pasamos
la mayor parte del tiempo peleando, explotándonos y matándonos entre nosotros;
y defendiendo nuestros ridículos "derechos" y "creencias" en
vez de trabajar juntos por la sobrevivencia de la especie. Esto se llama regresión, y nosotros y nuestra
actual civilización, somos expertos en esto.
El progreso tiene la imbuída capacidad de
florecer en cualquier ambiente, lugar, o situación; incluso dentro de la regresión.
Esto queda demostrado en que una dada
"civilización", en casi todas las generaciones de ésta ha existido y
existe un exiguo grupo de individuos que son capaces de alcanzar preponderantes
avances en ciencia y tecnología, a pesar de que la mayoría de los individuos de
esa misma generación están en franca regresión moral, tecnológica, cívica e
intelectual. Estos individuos son los
chupasangres de nuestras civilizaciones.
No porque un urbanita sea capaz de residir en una ciudad se convierte en
una persona civilizada, aunque haya tenido educación porque la medida de la
civilización no es su complejidad.
Civilización encierra más que eso.
En un sentido personal y subjetivo más
amplio, creo que la civilización no sólo significa la seguridad, la comodidad y
el esplendor en las necesidades cotidianas, sino que además debe de ser
complementada y aumentada con el refinamiento y generoso incremento del
conocimiento, y abundantemente condimentada con el amplio cultivo de las virtudes
humanas con el solo objetivo de exaltar la vida productiva humana a un nivel
superior. Esto trae felicidad.
Como no hay mucho que podamos hacer con
respecto a esto en forma masiva, y como aún no tenemos un válido y vigoroso
resquicio para salir de este enfermo estuche al que rubricamos con una
irresponsabilidad neurótica: "civilización"; entonces soñemos un poco.
La Escala Kardashev de Futuras Civilizaciones
Un astrónomo ruso muy astuto y visionario
de nombre Nikolai Kardashev, quien es además astrofísico, Doctor en Ciencias
Físicas y Matemáticas, y es el Director Adjunto del Instituto de Investigación
Espacial de Rusia (a veces traducido como El Instituto de Investigación
Cósmica) de la Academia de Ciencias de Rusia en Moscú, inventó esta curiosa
escala de civilizaciones.
Este clarividente y despabilado señor propuso
por primera vez en 1964 lo que llamamos la Escala Kardashev. La
Escala Kardashev propone varios niveles de civilización a partir de una amplia gama
de escalas de poder, hasta la inclusión del uso de métricas distintas al poder
o energía puras. La Escala Kardashev es
un método para medir niveles de civilización y de avance tecnológico basados en
la cantidad de energía que una civilización es capaz de producir, manejar y utilizar
para su beneficio.
Esta escala tiene designadas tres
categorías denominadas Tipo I, II, y III. Una civilización de Tipo I utiliza todos los
recursos disponibles en su planeta de origen, hasta que los agota completamente
y destruye el planeta y haciendo esto; arrastra a la especie a la extinción. ¿Le parece familiar este escenario?
El Tipo II le perdona la vida a su planeta
y se dedica a aprovechar toda la energía posible proveniente de su estrella; y el
Tipo III obtiene y emplea íntegramente la energía que puede explotar de la
galaxia en que su planeta está estacionado. Por supuesto que la escala es solamente
hipotética, pero a la incivilizada raza humana le pone el consumo de energía y
sus potenciales usos en una perspectiva cósmica más civilizada.
También están las categorías IV y V de
Civilización, pera ya hablaremos de ellas un poco más adelante. Por si se está preguntando, nuestra sociedad
contemporánea completa, incluído usted, yo y el gato del vecino, está
clasificada como Nivel 0, porque no hay niveles menores o negativos en esta graduación. Estamos medios jodidos, ¿no cree usted?
Si usted está pensando que esto es pura
especulación filosófica, déjeme darle un ejemplo. Es cierto que a veces las especulaciones
filosóficas no logran describir la naturaleza de la realidad, como fué la antigua
proposición Griega clásica que los cielos estaban compuestos por un quinto
elemento: el éter. Después de que los
avances científicos y tecnológicos descifraron "los cielos", esta
proposición fué destronada atendiendo a los hechos reales. Sin embargo, en diferentes ocasiones, las
especulaciones filosóficas a la postre resultaron ser bastante exactas.
Por ejemplo, en el siglo IV antes de la Era
Común (AEC), el filósofo Demócrito(1) dedujo que el universo estaba
compuesto por unidades indivisibles de materia conocidas como
"átomos". Esta creencia se
justificó y comprobó más de 2.000 años más tarde por el físico teórico alemán Albertito
Einstein, conocido por sus amigos como "el Beto".
(1) Demócrito, oriundo de Abdera, Tracia, fué un griego presocrático filósofo y matemático que vivió entre los siglos IV a V AEC. Fué discípulo de Leucipo y se le apodaba "el
filósofo que ríe", porque siempre se reía de lo que él, u otros decían. De aquí se deriva el calificativo
"Abderiano(a)" para denominar a aquellos que se ríen tontamente sin
sentido o causa cuando hablan, o cuando escuchan a otro.
Entonces, ¿cómo se define "civilización"?
Según una concisa
pero acertada descripción contemporánea, "civilización" se definiría
como: "Un estado avanzado en el cual la ciencia, la
industria y el gobierno han llegado a un estado evolucionado y perfeccionado de
desarrollo y estabilización de la sociedad humana en un alto nivel de
cultura". Como usted puede ver, no estamos ni cerca de
esto y por eso es que somos Nivel 0.
Quizá si nos pudiéramos deshacer de los políticos falaces, de los curas
depravados y de los abogados livianos; nos podríamos actualizar por lo menos al
Nivel 0.5 con beneficios.
Nuestra(s) Civilización(es) Actual(es)
Los científicos sociales tales como Vere
Gordon Childe, un arqueólogo y filólogo australiano quien se especializó en el
estudio de la prehistoria europea; han definido una serie de rasgos que se
supone distinguen a una civilización de otro tipo de sociedad. A través de la historia, las civilizaciones se
han distinguido por sus medios y capacidad de subsistencia, por sus tipos y
niveles de medios de vida, por sus patrones de asentamiento y colonización de
sus espacios vitales, por sus formas de gobierno, por su escalada estratificación
social, por sus sistemas económicos, por su nivel de alfabetización, y por otros
varios surtidos y heterogéneos rasgos culturales.
Si tratamos de clasificar nuestras
sociedades coetáneas, podremos ver que hay muchas y con muy pocas áreas comunes
entre todas ellas. Lo único que estas
civilizaciones pasadas y presentes tuvieron y siguen teniendo en común, es que
todas ellas han dependido y siguen dependiendo pesadamente de la
agricultura. Como diría el famoso y
acertado poeta Cubano de los cuatro acentos don José Julián Martí Pérez (conocido
como José Martí): "¡El resto es
"mielda", chico!".
En comparación con otras sociedades,
algunas de nuestras concurrentes sub-civilizaciones tienen estructuras políticas
más complejas, como por ejemplo, el Estado.
Las sociedades estatales son más estratificadas que otras sociedades, en
las que impera una mayor y más marcada diferencia entre las clases sociales que
la componen. La clase dominante,
normalmente concentrada en las ciudades, tiene el control sobre gran parte del
excedente monetario e industrial (de dicho Estado), y ejerce su voluntad a
través de acciones forzadas por un gobierno, o por una burocracia. ¿Le suena conocido?
Civilizaciones se hacen de sociedades, y
sociedades las forman individuos. Para
que esto funcione y para que los individuos de una sociedad progresen y
evolucionen como grupo cohesivo, tienen que tener fines comunes y
compartidos. De hecho, nuestras
sociedades están tremendamente divididas entre sus individuos, entonces lo que
tenemos son distintas creencias, distintas metas, distintos objetivos,
distintas leyes, somos de variados colores, diferentes en configuración y
forma, no hablamos un lenguaje común, dilatamos el hambre y la pobreza,
entretenemos la honestidad con la impudicia; y nuestros compases y bitácoras
morales están descentrados y completamente desnivelados en Latitud y Longitud.
Desafortunadamente todos estos factores trabajando
al unísono y en una misma dirección son elementos necesarios para el progreso
no solo de la especie, sino que también del civismo. El concepto de progreso proyecta un
destino. La teoría de la evolución nos
conecta con el mundo natural, que explica cómo y por qué somos una parte de la
naturaleza. Progreso y evolución no son
lo mismo, pero trabajan juntos. Al
parecer, en nuestra especie los únicos coeficientes en que tenemos comunión dentro
de nuestras racionadas, surtidas, mal dotadas y desiguales sociedades; es el comer,
cagar y dormir.
Si miramos a nuestras actuales
"civilizaciones" con el teórico Cedazo de Conflictos, todas nuestras
culturas humanas y civilizaciones actuales están basadas en un sistema político
de alguna clase, lo que conlleva una marcada y perpetua desigualdad social para
poder funcionar; o sea que hay un entuerto mayúsculo de civilizaciones fallidas
y culturas pifiadas que nadie puede entender, ¡y ninguna de ellas funciona bien
o es "justa"! Martí también
dijo: "La Libertad y la Justicia son
una fantasía, vivir de sueños es lo verdadero". Bueno, por eso es que somos una civilización
Nivel 0. ¿Qué cosas, no?
¿Y ahora qué?
Creo que estamos alcanzando (si es que ya
no estamos allí) un punto pivotal inevitable de inflexión en nuestras
sociedades como un solo cuerpo relacionado e incluyente. Según dice el renombrado físico teórico Michio Kaku, un futurista
Americano; los próximos 100 años en los avances de nuestras ciencias
determinarán si nos extinguimos como especie; o florecemos. 100 años de ciencia determinarán si nos
quedamos estancados como civilización de Tipo 0 y perecer, o iniciaremos como
sociedad cohesiva nuestro tránsito hacia el Universo.
Tienen que ser por lo menos 100 años porque
de a cuerdo al filósofo Carlos Gardel: ¡20 años no es nada! En caso de que usted esté un poco perdido con
lo orígenes de Carlitos Gardel; su nombre de pila fué Charles Romuald Gardes, y
fué un francés-argentino cantante, cantautor, compositor y actor, y la figura
más prominente en la historia del tango.
Los teoristas sobre tiempos futuros afirman
que a medida que nuestra civilización crece y se torna más avanzada y
vanguardista, sus demandas de energía aumentarán diametralmente y en forma
acelerada debido a su explosivo crecimiento demográfico, lo que conllevará necesidades
energéticas inherentes a sus diversos sistemas de sobrevivencia. Teniendo en cuenta estos factores de impulso,
la Escala Kardashev fué desarrollada específicamente como una forma de mesurar
el avance tecnológico de una civilización, basada en la cantidad de energía
utilizable que ésta necesita, tenga a su disposición, y pueda manejar para
satisfacer sus variadas necesidades de aplicación y uso.
De la forma en que funcionamos como
especie, necesitamos unos cuantos cientos de años para planificar solo 20, y
para alcanzar sociedades desarrolladas, inteligentes y sostenibles, debemos de
pensar y planificar en el orden de miles de millones de años, porque nuestra civilización
actual necesita desarrollar e integrar planes de alcance inter-generacional con
metas que se proyecten más allá de nuestras progenies; entonces estos planes de
largo alcance necesitan ser desarrollados hacia un futuro lejano, pensando en
generaciones de Tipo II.
¿Por qué digo esto? Aparte de porque estoy loco, es porque creo
que no entendemos ni podemos vislumbrar el futuro. Si lo pudiésemos hacer, haríamos algo al
respecto. Por ejemplo, sabemos que a
nuestro planeta le quedan alrededor de unos mil millones de años (más o menos) antes
de que se torne completamente inhabitable.
¡Claro! ¿Por qué nos importaría
si para ese entonces todos nosotros ya estaríamos muertos? Sí, el problema es que nosotros morimos hoy,
pero la especie se extingue mañana.
Paralelamente, nuestro Sol entrará en su
etapa natural de expansión y morirá de un ataque de fusión termonuclear surtido,
y mientras lo hace; evaporará nuestros océanos en menos que canta un gallo, y
freirá todo lo orgánico e inorgánico, incluyendo nuestra especie y la roca en
que vivimos. Pero eso es un problema de algún
otro individuo en el futuro, ¿verdad?
Este es el típico pensamiento teorético de la filosofía fundamental
política.
Los problemas transcendentales requieren
mucho tiempo de planeamiento y transición porque las soluciones de última hora
siempre fallan. La falta de
responsabilidad en planear un futuro que no nos pertenecerá, podría ponerle fin
a dos mil millones años de evolución. Es
incómodo y molesto pensar en esto, pero es cierto. Uno de los muchos problemas que yo tengo es
que soy un irremediable optimista despiadadamente empedernido y brutalmente
sincero, pero cuanto más aprendo sobre nuestra civilización; más concluyo en que
nuestra especie es suicida. Espero que
alguien me demuestre que estoy terriblemente equivocado.
La
Escala
Aquí la cosa se complica un poco más. Ponga atención:
Como mencioné anteriormente, en el año de 1964
esta escala fué originalmente diseñada por el astrofísico ruso Nikolai
Kardashev. Kardashev en ese entonces se
entretenía todo el día tratando de descubrir señales de vida extraterrestre que
pudiesen estar embutidas dentro de señales cósmicas. Para referencia, también en ese año bisiesto (1964)
hubo múltiples pichangas simultáneas en el patio verde de los Maristas,
y el glorioso Buque Manicero
se paseaba enseñoreándose por la plaza Victoria en Valparaíso, Chile. Aparte de esto, ese año en la sociedad chilena
y en Chile no pasaba absolutamente nada.
Aquí en el Norte, en 1964 se produjo el primer Ford Mustang, de los cuales
se vendieron 418.812 modelos entre los meses de Abril y Diciembre de ese mismo
año.
La escala cuenta con 3 diferentes clases como
base, y cada una con un nivel de energía disponible en términos de Watts: Tipo
I = (10¹⁶W), tipo II = (10²⁶W) y tipo = III (10³⁶W). Otros
astrónomos han ampliado la escala a Tipo IV = (10⁴⁶W) y a Tipo V, en que la energía
disponible para consumo en este tipo de civilización sería igual a toda la
energía disponible no sólo en nuestro universo; pero en todos los universos y
en todos los tiempos futuros. Estas adiciones consideran tanto el acceso a la
energía, como a la cantidad de conocimiento que las civilizaciones tengan
acceso y sostengan.
Primeramente es crucial considerar que la
raza humana ni siquiera ha llegado al nivel básico de esta escala, lo que
demuestra que no somos más bestias porque no nos alcanza el tiempo. Estamos pegados en este desheredado nivel
porque hemos sido incapaces de sobrevivir, mantenernos vivos y producir la
energía que necesitamos sin depender de la agricultura y un surtido de animales
muertos, por lo que seguimos siendo una pobre civilización de un rendido Tipo 0. Para poder avanzar más rápido y en una forma
más progresiva y tener algunas reales posibilidades de encaramarnos a una
civilización de Tipo I, deberíamos considerar seriamente el eliminar
permanentemente la pesada carga muerta que representan los dodoistas mamales
circuncidados mentales sin moral evolucionaria; a quienes me he referido
anteriormente en forma seguida y con un dedicado y honesto cariño negativo.
Volviendo a las predicciones del físico futurista
Michio Kaku, éste cree (o se imagina) que podríamos alcanzar una clasificación como
civilización Tipo I durante los próximos 100 a 200 años; y quizá en más tiempo.
Quizá míster Kaku sueña muy alto (lo que
es bueno porque necesitamos soñadores progresistas). Si consideramos que el hombre apareció en
esta rotatoria pelotita celeste en la que vivimos juntos y revueltos desde hace
unos 65.000.000 de años empezando con los primates. Si le agregamos a esto
otros 2,015 años, según la última vez que sumé esto me dá 65.002.015 años de
evolución. ¿Y todavía estamos en el
Nivel 0? Quizá 100 o 200 años sea un
poco irrealista.
Ahora se preguntará usted, ¿qué realmente significa
y representa cada uno de estos arbitrarios niveles altamente jerarquizados de
civilización en términos más concretos y entendibles? Ahora que aterrizamos convenientemente en el utópico
campo de la fantasía inducida y auto infligida --conocida en otros círculos
como "religión"-- hablaremos en detalle de esta futurista hipótesis
sobre esta ponderadas "civilizaciones" posteriores.
Los Distintos
Tipos de las Civilizaciones Kardashev
Tipo I
El concepto contenido en esta categoría Tipo
I, implica que las especies de una civilización en general han sido capaces de conquistar
y aprovechar eficientemente la mayoría, o toda la energía termonuclear de una
estrella cercana o de otra fuente astral de energía utilizable para su
recolección y almacenamiento. Este
acopio de energía aprovechable será utilizado para satisfacer las crecientemente
agresivas demandas de energía de una población que se reproduce y multiplica rápidamente.
Para conseguir esta meta en forma estable,
nuestra civilización conjunta tendría que aumentar su producción actual de
energía en más de 100,000 unidades, siendo el valor de una unidad la energía que
producimos mundialmente hoy en forma planetaria conjunta en un año. Otra forma de conseguir esta ambiciosa meta
requeriría que fuésemos capaces de emplear eficazmente y sin desperdicio la
energía existente en todo el planeta, teniendo un control permanente y
constante sobre todos los recursos de energía naturales disponibles en la
Tierra.
Mi abuelo
solía decir astutamente: "La
Humanidad comenzará a progresar rápidamente sólo cuando las razas se civilicen".
Como un gran conjunto de razas surtidas,
si nosotros los lastimosos seres humanos dejásemos de pelearnos por pendejadas
entre nosotros y nos concentrásemos en un fin común; podríamos controlar los
volcanes, el clima, los terremotos, los tsunamis, la biota, los ríos, el mar,
el viento, la temperatura, ¡e incluso los abogados, frailes y políticos! Sé que soñar no cuesta nada, pero es una idea
alcanzable.
Para alcanzar este tipo de nivel de
civilización habrá que generar proezas extraordinarias, hazañas titánicas, gestas
épicas y epopeyas aparentemente imposibles de visualizar, pero en comparación a
los avances científicos y tecnológicos que nuestra especie aún puede generar, esto
nos dan la esperanza de superar estos niveles básicos y primitivos de control
que poseemos ahora. Estos avances que
debemos desarrollar no son nada comparados con el calibre de los que alcanzarán
las sociedades con una clasificación más alta.
Tipo II
El consecuente sucesor de la civilización
Tipo I, es un salto mayúsculo al Tipo II.
Recuerde que a esta altura estaríamos "civilizados" por lo que
trabajaríamos juntos por una misma meta y así avanzaríamos más rápido. Los individuos que conforman la civilización
Tipo II, empíricamente deberían ser perfectamente capaces de administrar,
distribuír y aprovechar completamente el poder y la energía captable de su
estrella más cercana; y no sólo logar la metamorfosis de los fotones estelares
a energía pura, pero además obtener el control, manipulación, y la
administración de la estrella en cuestión.
Las mecánicas y métodos propuestos para agenciarse este dominio
energético varían en concepción e idea.
Hasta la fecha, el método propuesto más
asequible y menos lejano a la realidad para alcanzar esta meta, es la presunta
"Esfera de Dyson". Esta gigantesca esfera hipotética consiste en
una mega estructura que enclaustra completamente una estrella, entonces teniendo
la estrella capturada en estas condiciones de aislamiento se podría cosechar la
mayor parte, o la totalidad de la potencia energética contenida en este poderoso
cuerpo celeste.
Esta mega recontra grande y circumbirúndica
estructura (la Esfera de Dyson) sería entonces capaz de abarcar cada pulgada de
la superficie de la estrella, y de esta forma; la recopilación de la mayoría --si
no toda-- de la producción energética de la estrella podría ser recolectada
para su transferencia a nuestro planeta para su proceso y uso posterior. Por otro lado, si pudiésemos domar la energía
de fusión nuclear que es el mecanismo primordial que estimula a las estrellas;
esto significaría el poseer un reactor de mega escala que nos serviría para procesar
esta energía y satisfacer nuestras canibalísticas necesidades energéticas. Con estos inventitos, también podríamos cazar
las enormes masas de gas espacial con un reactor orbital para así utilizar su
hidrógeno, extrayéndolo lentamente a medida de que lo necesitemos.
¿Qué significaría para nuestra especie el
tener a nuestra disposición esta formidable fuente de energía? Contabilizando las posibles armas y equipo
bélico que pudiésemos construír en base a este manantial extraordinario de
energía, hasta hoy; nada conocido por nuestra ciencia podría destruír una
civilización del Tipo II. Además, esta
energía a nuestra disposición nos abriría las puertas del universo de par en
par. También nos serviría efectivamente
para defendernos de posibles ataques de otras civilizaciones galácticas, o de
catástrofes cósmicas.
En el estado de Tipo II, si ocurriese que
un meteoro u otro cuerpo sideral del tamaño de nuestra luna o más grande penetrasen
nuestro sistema solar en un curso de colisión directo con la Tierra, tendríamos
la capacidad tecnológica para pulverizar y desatomizar ese objeto mucho antes
que se aproximara a nuestro aguado planeta.
O quizá pudiésemos acelerar la velocidad elíptica de nuestro planeta
para hacernos a un lado y dejar que la roquita sideral siga su camino y choque con
otro desprevenido planeta.
Pero si no quisiésemos alterar el
movimiento natural de la Tierra, podríamos re-dirigir la piedrita astral el
hacia el sol, o hacia un hoyo negro y que se joda. Para hacer esto, tendríamos que tomar
decisiones sin envolver a los políticos porque de otra forma, nunca podríamos
ponernos de acuerdo para tomar una resolución de ninguna especie, y energía
abundante o nó, con planeta y todo nos iríamos al Horno. Entonces, teniendo el control y manejo de un
planeta o de una estrella, acumularíamos más que suficiente energía para proteger
a nuestra civilización humana y tener un seguro contra la extinción. Los peligros existentes en ese futuro, ya no
serán nada más que antiguos
caminos. Hasta ahora vamos bien y no
hemos utilizado ni frailes, abogados o políticos.
Tipo III
El Tipo III de civilización convertirá
nuestra especie en asiduos y osados nómadas y aventureros galácticos. A esta altura de la historia humana creo que
ya no seríamos clasificados como
"Homo Sapiens" porque ya estaríamos muy pasados de moda. Ahora; poseyendo una exorbitante cantidad de
conocimiento acerca de todo lo que tenga que ver con energía en el universo, este
Statum Scientiae nos daría el derecho
y la oportunidad de denominarnos con un calificativo más apropiado para la
especie, la que ya se ha convertido en una raza superior. Propongo que nos denominemos: "Hominis
Proficiebat", que es Latín para "Hombre Avanzado". A
esta altura ya no tendríamos el constante flagelo de los hirudos (sanguijuelas) mencionados anteriormente en el Tipo 0.
Ahora, hay que comprender que la evolución nunca
viene gratis. Con la manipulación de la
energía cambiaremos muchas cosas como por ejemplo, nuestra alimentación,
nuestro medio ambiente, nuestra biología, y nuestra genética por nombrar algunas
de las más influyentes. En términos biológicos
y mecánicos empujados por miles de años de evolución, es factible que nuestros cuerpos
hayan cambiado drásticamente en forma y tamaño, y los "terrestres" de
esta civilización Tipo III diferirán enormemente de la raza humana que
conocemos hoy.
Como parte de nuestra evolución, tendríamos
la habilidad de transformarnos en "cyborgs", esos organismos
cibernéticos que son parcialmente biológicos y parcialmente mecánicos; dejando
a los descendientes humanos puros y sin alteraciones físicas mayores, como una
subespecie humana en esta nueva, avanzada sociedad. Aquellos desafortunados "humanos naturales"
cuyas fisonomías sigan siendo enteramente biológicas, tendrán grandes
desventajas en sus capacidades y habilidades físicas comparadas con sus homólogos
cibernéticos, lo que los convertiría irremediablemente en un grupo de personas
discapacitadas, inferiores, o no evolucionadas.
En esta etapa de desarrollo evolucionario
la expansión y reproducción de la especie estaría mayormente a cargo de inmensos
protectorados de robots capaces de "auto reproducirse", y los
condones ya no prestarían uso alguno para los humanos; y su número de
individuos se multiplicaría en millones, quienes se desplegarían como peste por
todos los rincones de la galaxia colonizando y conquistando estrella tras
estrella y cuanto objeto se les ponga por delante, repitiendo continuamente el
proceso hasta conquistar el universo hasta el último rincón. Sí, el Universo tiene rincones.
Cada uno de estos cyborgs tendría la
capacidad de construír independientemente más Esferas de Dyson (o un modelo más
avanzado) para continuar encapsulando energía y formando una mega-red de
distribución para trasladar la energía al planeta que la necesite. Para poder desarrollar esta ciclópea
industria interestelar de producción de energía, primero nuestra especie tendría
que resolver o cambiar algunas de las leyes básicas de la Física, como por
ejemplo, viajar a la velocidad de la luz sin chocar con ninguna cosa en el
espacio.
¡Ah! ¡La Velocidad!
En 1994, el físico teorético mexicano Miguel
Alcubierre Moya propuso un nuevo tipo de tecnología (el Alcubierre warp drive) lo
que nos permitirá viajar 10 veces más rápido que la velocidad de la luz, y sin
llegar a romper la velocidad de la luz... a 3,000,000 de kilómetros por segundo... ¡Chuchas!
O sea que cuando prendamos los focos luminosos de nuestras naves
espaciales para alumbrar el camino, la luz de estas lámparas estaría rezagada a
unos 2,700,000 de kilómetros detrás de nuestra nave espacial, ¡por lo tanto no podríamos
ver hacia a dónde carajo nos dirigimos! Este
futurista enunciado es bastante desconcertante, pero se supone que trabaja de
la siguiente manera:
El concepto de la unidad "Alcubierre"
se columpia en al Teoría General de Relatividad, y en realidad no intenta propulsar
o acelerar una nave intergaláctica a insanas velocidades superiores a la de la luz;
lo que hace en cambio, es utilizar la deformación espacio-temporal dictada por
la Teoría General de Relatividad para deformar y manipular la tela del universo
alrededor del galeón espacial. Lo que
ocurre entonces es que cuando se activa esta unidad Alcubierre, el espacio-temporal
detrás de la nave sideral se expande, y el espacio-temporal delante de la nave
se contrae.
El efecto es que la nave experimenta una
"caída libre" entre dos o más niveles de "tiempos similares y
concurrentes" tejidos en la tela del universo. Es como saltar en un "hoyo de
tiempo" desde un tiempo presente a otro tiempo presente sin efectos
inerciales o temporales. También
podríamos desarrollar múltiples velocidades mecánicas "warp", o inventar
la "tele-portación", o sacar boletos para el "Worm
Hole". Y con esto, el Metro queda
obsoleto. ¿Qué cosas, no?
Si a esta altura usted está medio mareado
con este loco escrito, tómese un descanso con un cafecito, un tecito o un
matecito con Pisco antes de seguir leyendo porque lo que sigue, no lo creo ni
yo mismo. Y hablando de velocidad,
cuando su suegra le pida una máquina que vaya de 0 a 200 en 5 segundos;
regálele una pesa.
Tipo IV
Los seguidores de Kardashev proponen que
una civilización de Tipo IV en esta escala sería demasiado avanzada y no evolucionaría
más allá de Tipo III. Kardashev cree
firmemente que el Tipo III sería el límite y la máxima capacidad de desarrollo
y evolución de cualquier especie. Aunque muchos están de acuerdo con él, hay algunos
creen que hay aún un nivel más, o un límite más alto que podría lograrse.
Se supone que las civilizaciones
visualizadas en el propuesto Tipo IV, serían capaces de usufructuar del completo
compendio energético de todo el universo y para eso, podrían viajar a la misma
acelerada velocidad de expansión del espacio universal. Además, esta especie de civilización Tipo IV podría
vivir dentro de Agujeros Negros Supermasivos.
Si esto efectivamente es así, a esta especie del Tipo IV se le podría
poner negra la cosa.
Para superar los métodos de generación de
energía nombrados en las civilizaciones analizadas anteriormente, este tipo de
hazañas (conquistar un Hoyo Negro) sería imposible conseguir hasta para la imaginación.
Entonces una civilización de Tipo IV
tendría que recurrir a fuentes o surtidores de energía completamente desconocidas
para el Tipo III en el universo. Y quizá
estas neófitas, desconocidas, y extrañas fuentes de energía, no se comporten o adhieran
a las leyes de la Física que conocemos, y probablemente estén ubicadas "en
el más allá".
Tipo V
¡Seguro!
El Tipo V podría ser el siguiente avance posible para tan avanzada
civilización. Este nivel sería tan avanzado que los miembros de la especie que
alcancen el nivel Tipo V serían básicamente dioses, y tendrían el conocimiento y
la habilidad para manipular el universo cómo y cuando les satisfaga. Y hasta aquí no más llegaría el famoso cuento
de "La Creación" y no necesitaríamos más de la Tele ni del iPhone.
En realidad, la triste especie a la que
llamamos "ser humano", está infinita y remotamente lejos hasta de
soñar en alcanzar estos niveles. Pero no
debemos pensar que cosas como éstas no se pueden lograr porque el negativismo
conlleva a la derrota; y la derrota es la negación de una especie. Tratemos de proteger y cuidar nuestro
planetita porque es el único que tenemos hasta la fecha. Si no lo hacemos, estaremos muchísimo más
cerca del Hoyo Negro de lo que esperamos.
Yo no soy un físico futurista, pero me imagino que los "hoyos
negros" siempre huelen muy mal.
¿Mucha imaginación dice usted? ¡No se olvide de que inventamos a los políticos!
El
Loco