Antecedentes históricos
Los Jardines Colgantes de Babilonia son la única de las Siete Maravillas del mundo antiguo cuya ubicación no se ha podido establecer en forma perentoria. No existe ningún texto babilónico que haga referencia a estos jardines, y jamás se ha encontrado evidencia arqueológica de la existencia de este referido histórico en Babilonia.
Han surgido tres posibles y viables teorías para explicar esta arcaica incógnita: en primer lugar, que estas historias son solo y nada más que un mito, y las descripciones notadas en los antiguos manifiestos escritos por los griegos y romanos (circunscribiendo las anotaciones de Estrabón, Diodoro Siculus y Quintus Curtius Rufus) historias que representaban un incorpóreo ideal romántico de un jardín oriental.
La segunda teoría dice que estos jardines existieron en Babilonia, pero los que fueron completamente destruídos en alguna circunstancia y razón desconocidas alrededor del siglo I de la Era Común y, en tercer lugar; que la leyenda de estos jardines colgantes se refiere específicamente a la existencia de un auténtico jardín cuya preexistencia está bien documentada, y que dice que el Rey asirio Senaquerib (704-681 antes de la Era Común) los había construído en su ciudad capital de Nínive en el río Tigris, cerca de la moderna ciudad de Mosul.
Mosul es una ciudad contemporánea importante en el norte de Irak. Es la capital de la gobernación de Nínive y es la segunda ciudad más grande y poblada de Irak. Mosul está ubicada aproximadamente a 400 km (250 millas) al norte de la ciudad de Bagdad donde antiguamente vivía y trabajaba Alí Baba y sus Cuarenta Políticos.
Más antecedentes...
“Babilonia” era la ciudad capital del antiguo imperio babilónico, que en sí mismo es un término que se refiere independientemente a cualquiera de los dos imperios separados en el área de Mesopotamia en la antigüedad.
Estos dos imperios (independientemente) fueron capaces de lograr inicialmente un dominio regional entre los siglos XIX y XV antes de la Era Común, y nuevamente entre los siglos VII y VI antes de la Era Común. Contrario a la creencia popular, Mauricio Babilonia no vivía en esta ciudad.
La ciudad (Babilonia), construída a lo largo de ambas orillas del importante río Éufrates, tenía terraplenes erguidos para refrenar las inundaciones estacionales del río. La primera mención conocida de Babilonia como una pequeña ciudad aparece en una tablilla de arcilla del reinado de Sargón de Akkad (2334-2279 antes de la Era Común) del Imperio acadio. El sitio de la antigua ciudad se encuentra al sur de la actual ciudad de Bagdad. El último registro conocido de habitación de la ciudad data del siglo X de la Era Común, registro que fué referido en anonimidad como el “pequeño pueblo” de Babel; desde donde nació la anaerética y mentalmente retardada historia bíblica de La Torre de Babel. ¿Qué cosas, no?
Los Jardines
Ahora que el lector está más o menos ubicado en tiempo y espacio y posee una ligera referencia histórica, dediquémonos a hablar libremente de los mentados “Jardines Colgantes de Babilonia”.
Hasta nuestros días, no se ha podido establecer en forma categórica si los famosos Jardines Colgantes fueron una construcción real o una creación bucólica. Hay una falta completa de documentación proveniente de fuentes babilónicas contemporáneas o gerontogéneas*. Tampoco, en ninguna parte o en ningún escrito se menciona a la esposa de Nabucodonosor, Amyitis, o cualquier otra esposa.
Nabucodonosor II
La filología de su nombre significa "Nabu, vela por mi heredero", también históricamente conocido como Nabucodonosor el Genial. Este rey fué el segundo rey y el más sobresaliente del Imperio Neobabilónico, quien gobernó desde la muerte de su padre Nabopolassar en 605 AEC, hasta su propia muerte en 562 AEC. Nabucodonosor sigue siendo famoso por sus campañas militares en el Levante, por sus proyectos de construcción en su capital, Babilonia, y por el importante papel que desempeñó en la historia judía. Gobernando durante 43 años, Nabucodonosor II fué el rey con el reinado más largo y poderoso de la dinastía Caldea.
Existen muchos registros de las numerosas obras de Nabucodonosor II, pero sus dilatadas y detallados apuntes no mencionan ningún jardín en ningún lugar. Sin embargo, se señalaba que los jardines eran existentes en el momento en que los escritores posteriores los describieron, y se considera que algunos de estos relatos proceden de individuos que habían visitado Babilonia en aquel entonces. Heródoto, quien describe Babilonia en su publicación: Historias, no hace mención de los susodichos Jardines Colgantes. Existe la posibilidad también de que los griegos aún no tenían conocimiento de estos jardines en el momento de su visita.
A pesar de los continuos esfuerzos y de las numerosas investigaciones arqueológicas, jamás se ha podido encontrar alguna evidencia arqueológica en Babilonia de los idílicos Jardines Colgantes. Se especula que es posible que exista alguna evidencia oculta debajo del Éufrates, el rio más largo y uno de los ríos históricamente más importantes de Asia occidental; pero que no se puede excavar de manera segura en la actualidad.
Lo único que sabemos del río Éufrates en ese tiempo, es que fluía hacia el Este de su posición actual y durante la época de Nabucodonosor II. Se sabe muy poco sobre la parte occidental de Babilonia en aquellos tiempos, y no hay ningún testimonio escrito sobre aquella zona.
El historiador Berossus fué un escritor babilónico de la era helenística, sacerdote de Bel Marduk y astrónomo quien escribió en el idioma griego Koiné, y que estuvo activo a principios del siglo III AEC. Versiones de dos extractos de sus escritos aún sobreviven. Se especula que Berossus atribuyó los Jardines Colgantes de Babilonia a Nabucodonosor por razones políticas, y que Berossus había adoptado la leyenda proveniente de otros lugares. Sabiendo esto, seguimos colgados con referencia a la veracidad de estos jardines. ¿Qué cosas, no?
¿Escatoscopía* o
falta de sana imaginación?
En el plagiarístico librillo del Génesis (Génesis 10:10), Babel (Babilonia) se describe que fué fundada por Nimrod en concomitancia con Uruk, Akkad y Calneh. En Génesis 11 se da otra historia diferente (no sorpresas con esto), que describe a una raza humana unida, que habla un idioma, y emigra a Shinar para establecer una ciudad y una torre: la Torre de Babel.
El todopoderoso y misericordioso Dios quien castigó a la serpiente bíblica y la condenó por los siglos de los siglos simplemente porque dijo la verdad, detiene arbitrariamente la construcción de la torre y esparce caprichosamente a la humanidad por la tierra y confunde su lenguaje para que no puedan entenderse en el mismo idioma. ¿A título de qué? ¿Dios no tenía nada más que hacer que fustilariar* al débil ser humano? No hay valentía ni gloria en esto.
Babilonia aparece en toda la Biblia hebrea, incluídas varias profecías y en descripciones de la destrucción de Jerusalén y el subsiguiente cautiverio babilónico, la mayoría de las cuales se encuentran en el Libro de Daniel. Estos incluyen el episodio de Sadrac, Mesac y Abednego, y la fiesta de Belsasar. En consecuencia, en la tradición judía, Babilonia simboliza un opresor contra el cual los creyentes justos deben luchar, y consecuentemente, la difemista* biblia cristiana copia toda este dodoísmo* y ayuda a desperdigarlo. ¿Qué cosas, no?
En el cristianismo, Babilonia simboliza la mundanalidad y la maldad pero no dicen por qué. Las profecías a veces vinculan simbólicamente a los reyes de Babilonia con Lucifer. Otra estupidez sin raciocinio. Nabucodonosor II, a veces combinado con Nabonido, aparece como el gobernante principal en esta narrativa. No sé que estarían bebiendo cuando escribieron estas galimatías*.
Las macaronías* del Libro de Apocalípsis en la Biblia cristiana refieren a Babilonia muchos siglos después de que dejó de ser un importante centro político. En estos necios relatos, la ciudad está personificada por la "Ramera de Babilonia", montada sobre una bestia escarlata con siete cabezas y diez cuernos, y borracha con la sangre de los justos. Lo único que se puede determinar con esto es que la imbecilidad religiosa no tiene límites.
Algunos estudiosos de la literatura apocalíptica creen que esta "Babilonia" del Nuevo Testamento es un disfemismo* para el Imperio Romano. Otros eruditos sugieren que Babilonia en el libro de Apocalipsis tiene un significado simbólico que se extiende más allá de la mera identificación con el imperio romano del primer siglo. Al final, nadie sabe para quién trabaja.
La conquista musulmana de Persia
A mediados del siglo VII de la Era Común, Mesopotamia fué invadida y colonizada por el imperio musulmán en expansión, y siguió un período de islamización. Babilonia se disolvió como provincia y el cristianismo arameo y de la Iglesia del Este finalmente quedó marginado i sin palabra. Ibn Hauqal menciona un pequeño pueblo llamado Babel en el siglo X; los viajeros posteriores describen solo ruinas. Babilonia se menciona en los escritos árabes medievales como fuente de producción de ladrillos, y se dice que se utilizaron en construcciones de ciudades desde Bagdad hasta Basora.
Los viajeros europeos en muchos casos no pudieron descubrir la ubicación de la ciudad, o confundieron a Faluya con ella. Benjamín de Tudela, un viajero del siglo XII, menciona a Babilonia pero no está claro si él fué allí o es simplemente una falsedad. Otros se refirieron a Bagdad como Babilonia o Nueva Babilonia y describieron varias estructuras encontradas en la región como la Torre de Babel.
Pietro della Valle encontró el sitio antiguo en el siglo XVII y notó la existencia de adobe tanto cocidos como secos cubiertos con betún. Pietro della Valle (2 de Abril de 1586 - 21 de Abril de 1652) fué un compositor, musicólogo y autor italiano que viajó por toda Asia durante el período del Renacimiento. Sus viajes lo llevaron a Tierra Santa, Oriente Medio, África del Norte y hasta la India.
La única conclusión que se puede dilucidar de todas estas historietas acerca de Los Jardines Colgantes de Babilonia es que muy pocos hacen mención de ellos y los que lo hacen, están más perdidos que Adán en el Día de la Madre o que una gaviota en Bolivia.
El Verdadero Jardín
El jardín más significante que conozco (colgante o nó) es el amplio jardín de mi abuela Teresa (circa 1955), la esposa de mi abuelito Víctor; donde yo solía jugar con mi vasta imaginación y la tibia tierra del jardín en el Cerro Alegre, en la ciudad de Valparaíso, en Chile. Este jardín no era colgante, lo único que colgaba aquí eran los mocos de mis impúberes e imberbes narices que de vez en cuando, se desprendían lacónicamente de mis fosas nasales para caer graciosamente al suelo y convertirse en una especie de adobe blando.
En este magnífico
jardín el que compartía su generoso espacio con las gallinas, los conejos y las
palomas que mis abuelos criaban, yo jugaba inocente y acompañado por Urso y Carloto,
el perro y el gato que vivían con mis abuelos, los que miraban con intensa
curiosidad el desarrollo de mis solaces en aquellos idos días bajo el
incipiente sol sin nubes del Verano porteño.
Yo solía usar una manguera que se descolgaba silenciosa desde una muralla exterior de la casa, y que alcanzaba justo hasta donde empezaba el patio de tierra. Yo extendía la manguera y la ponía al principio de un surco que rodeaba una hilera de Calas que mi abuela cultivaba, y una vez posicionada, abría la llave del agua para que esta comenzase a fluir e inundar el surco.
Antes de preparar la manguera, yo construía un fuerte al final del surco hecho con palitos, ramitas las que abundaban en el patio de la abuela; cajitas de fósforos y otras menudencias que mi imaginación justificaba como materiales de construcción. El estrecho surco terminaba a los pies de una anciana higuera la que nos brindaba su fruto generosamente cada temporada. La higuera estaba rodeada de un amplio surco, y yo parapetaba mi fuerte a la entrada de éste.
Luego, posicionaba cuidadosa y estratégicamente mis soldaditos verdes de plástico a lo largo del surco y en el fuerte. También tenía dos Jeeps y un Tanque T-34. Emplazaba el tanque a la entrada del fuerte, y los Jeeps fuera del surco para transportar los heridos y las tropas en caso de repliegue. En el sistema de defensa también participaba un dinosaurio, un T-Rex que siempre guardaba en la bolsita de mis soldados y que servía de Explorador y Vigilante. Su nombre era Dionisio.
Dionisio es el dios de la vendimia, la vinificación y el vino, de la fertilidad, de los huertos y frutos, de la locura, festividad y teatro en la antigua Grecia. Mi abuelo Víctor lo había bautizado así, y era una constante compañía al las horas del almuerzo y cena. Él colocaba a Dionisio al lado de su copa de vino para que la escoltara durante nuestras comidas. Una vez terminadas las comidas, le daba gracias a Dionisio por cuidarle el vino, y me lo regresaba con una enorme sonrisa.
El Combate
Entonces, cuando el anfiteatro estaba preparado, el combate comenzaba: el agua del surco versus mis soldaditos verdes de plástico. La Cala es una planta muy circumbirúndica*. En realidad se llama Zantedeschia Aethiopica, también conocida como alcatraz, cala, cala de Etiopía, aro de Etiopía, lirio de agua, cartucho, flor de pato o flor del jarro. Ella es una planta perenne herbácea de origen sudafricano, de la familia de las aráceas, la más robusta y ampliamente naturalizada del género Zantedeschia. ¿Qué cosas, no?
El agua avanzaba parsimoniosa y amenazadoramente por el bélico surco inundándolo y arrollando a los secos terrones que se le ponían por el camino. Los terrones perecían uno a uno siendo convertidos en barro por el implacable avance del agua. Las calas observaban el desarrollo del combate, muy nerviosas y con mucha atención, mientras que una suave brisa las mecía al compás del Verano. Yo tenía una chaqueta abierta en la espalda a la que mi abuelo Víctor llamaba “chaqueta de verano”. Esto era porque con la abertura atrás se convertía en una chaqueta de “ver ano”. ¡Plop!
A medida que el agua avanzaba, atacaba a mis huestes diseminadas en el campo de batalla. Cuando un soldado perecía al avance del agua, era rescatado por Dionisio en uno de los Jeeps y transportado rápidamente a un hospital de campaña cerca de la higuera, el que consistía en un cajón de tomates de gran personalidad. Afortunadamente nunca tuve bajas.
El avance del enemigo era implacable. Derribaba soldado tras soldado y se acercaba inmutable hacia el fuerte. Dionisio estaba muy ocupado y en el hospital no había doctores ni enfermeras, pero había un pito que siempre estaba en la bolsa de soldados. Aparentemente a este pito le importaba un pito la condición de mis heridos.
Después de unas horas, el agua alcanzaba al fuerte, lo destruía, y comenzaba a inundar la higuera convirtiendo el surco en un pequeño pantano, mientras la higuera pacientemente esperaba que yo terminara de jugar para saciar su sed. Sí, eran horas las que pasaba entretenido con este juego que volaba sentado en las alas de mi imaginación. A veces me daba cuenta, y a veces nó, pero cada vez que jugaba, Carloto y Urso se acomodaban a la sombra de la higuera y me acompañaban. Carloto bostezaba y dormía, mientas que Urso se levantaba repetidamente a oler mis soldaditos en el hospital y me miraba con ojos de compasión.
Y así pasaba los días de los indelebles y definitivos veranos de mi niñez en la casa de mi abuela, en aquel inolvidable patio de tierra, en ese perenne jardín el que no era colgante, pero el que aún guinda perpetuo entre las exuberantes lianas de mis abundantes memorias.
Ah! Los Jardines Colgantes...
Ya casi me olvidaba. Los Jardines Colgantes de Babilonia (también conocidos como los Jardines Colgantes de Semiramis) se consideran una de las antiguas Siete Maravillas del Mundo. Se especula que fueron construídos por Nabucodonosor II alrededor del año 600 antes de la Era Común.
La imaginativa imagen de los jardines es impresionante no solo por su belleza, sino también por la hazaña de ingeniería de suministrar tierra y agua a los enormes jardines elevados. Los exuberantes jardines colgantes fueron ampliamente documentados por historiadores griegos como Estrabón y Diodoro Siculus. Sin embargo, estos no son relatos de testigos presenciales y hay poca evidencia de primera mano de su existencia.
Se han acumulado algunas pruebas circunstanciales reunidas en la excavación del palacio de Babilonia, pero no corroboran las descripciones sumamente fantasiosas de los escritores antiguos. A lo largo de los siglos, la ubicación de los Jardines Colgantes puede haberse confundido con los jardines que existían en Nínive, ya que las tablas de allí muestran claramente los jardines.
Si usted quiere ver una Maravilla moderna, vaya a observar el más hermoso y adorable jardín contemporáneo en existencia. Este es un jardín en el que estuve en mi temprana edad, y al que solo en sueños puedo regresar: el Jardín Infantil.
Et sub Glossarium
Glossarium – (Cum amore legentibus)
Gerontogéneo – De, cómo o perteneciente al
Viejo Mundo
Escatoscopía - Adivinación
mediante el estudio de los excrementos; escatomancia
Dodoísmo – Comentario estúpido
Fustilarian - Un término de
abuso
Galimatía
- Disparates;
mezcla confusa de cosas no relacionadas
Macaronía – Enredado, mezclado
o confundido
Difemismo - Un disfemismo es
una palabra o expresión deliberadamente despectiva o insultante que se emplea
en lugar de otra más neutral. Puede usar
humorísticamente
Circumbirúndico – Este término diccional o vocablo de facundia es
de particular territorialidad,
y es usado principalmente en Chile por algunas clases sociales connaturalmente
desheredadas de una germanía ilustrada y apta, y es una aleatoria fusión de los
inuendos del significado de las palabras: asombroso, secreto, misterioso,
inexplicable y prodigioso. Así que cuando usted quiera expresar su
admiración por algo, o por algún asunto que confine el significado conceptual
de estas varias palabras de la lengua Castellana; simplemente use este práctico
vocablo chileno y refiérase al asunto en cuestión como:
"circumbirúndico".
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Post scriptum et quorumdam suggestionibus pro futurum: Si hay algún tema sobre el cual usted quisiera leer mis
traumáticas y ligeramente psicopatísticas opiniones, por favor sugiéralo a: rguajardo@rguajardo.us.
Caveat: Mis opiniones personales pueden resultarle ácidas, demasiado
honestas, corrosivas, irreverentes, insultantes, altamente irónicas, acerbas,
licenciosas, mordaces y de una causticidad filosófica sin límites conocidos por
el ser humano, y quizá no le apetezcan o acomoden intelectualmente; pero es lo
que habrá disponible basado en su pedido.
Gracias.
El Loco