Mi espíritu
tiene una serie de esquirlas filudas que están presas en mi mente. Algunas de estas astillas a veces crecen más
de lo normal y es necesario lijarlas un poco para que sus filosas aristas no
perforen o rajen el prístino y dilatado tul de mi indomable espíritu. Como las suyas, estas esquirlas no se pueden
eliminar porque son engendros y apéndices de nuestras frágiles y enfermizas
naturalezas, pero como casi cualquier otra cosa, se pueden mantener bajo
control con un poco de mantención y cuidado.
Estas afiladas esquirlas provienen de las inconquistables aéreas de mi
cerebro, las que se escapan subrepticias y sibilinas para refugiarse en los perennes
ejidos de mi espíritu incalculable.
No hay
esquirlas más importantes, o más grandes que otras, sino que algunas son más
desagradables que otras en la larga escala de lo ingrato, lo displicente y lo
sórdido, y son más notorias en las abultadas jerarquías de lo desleal y de lo intolerante. Por lo tanto, no hay un "orden" o
un "escalafón" de serie o de sucesión para ordenarlas. Son lo que son: diarrea mental o "caldo
de cabeza sin sal". Por lo tanto,
hay que limarlas a medida que crecen y se comienzan a notar.
Este
escrito puede bautizarse como un vómito emocional, como un estertor espasmódico
de vergüenzas ajenas, o como una regurgitación efervescente de la basura que se
queda a veces enredada en los fuelles del caletre de mi ondulada mente. Este escrito no tiene ni lógica ni orden
discernible y las esporádicas e incongruenciales apariciones de su contenido no
obedecen a ningún orden establecido de acuerdo a su lógica personal, ni a la
nomotética universal, o a la nomológica natural; son simplemente la bizarra e
idiótica bazofia de mi inclaudicable mente.
Para
poder cifrarlas en este pergamino electrointernetoscríptico, raspé cuidadosamente
la negra tinta vieja y seca que se quedó pegada en el fondo de los muchos
tinteros casi vacíos que subsistieron abandonados después de ser usados, y a
esos rayados de tinta seca les agregué un poco de agua
amarga;
y con esta libidinosa materia escribí la sarta de tonterías que sigue, las
cuales usted puede escoger el leerlas o nó, u ocupar su tiempo en algo más sano
y productivo. Lo que usted leerá a
continuación son los coléricos brincos y respingos de mi atolondrada pluma
escarbando entre los acervados lóbulos de mi azorado cerebro, perpetrando una
necesaria auto-profilaxis a costa suya.
Espero que le guste saltar.
No hay hombre que pueda comprar mi
luz, ni hay hombre capaz de comprar mi silencio.
--RAG—
El Territorio de lo Insano, el Territorio de mi Mente (en 10 saltitos)
Salto 1
Amo a la Humanidad
pero bajo ningún punto de vista amo a todos los humanos; y menos a los engendros
humanoides que son parte de aquellos a quién no amo, y estos últimos no son
parte de la Humanidad porque son bestias irracionales producto de una sociedad
enferma, decadente y mañosa. Los más
destacados sandios de esta estirpe son los maleantes consuetudinarios: los abogados valetudinarios y ladrones, los
políticos nanocefálicos apestosos, y los numerosos sanguisugentes sacerdotes de
incestuosidad mental, moral y espiritual.
A esta basura la puedo identificar a una milla de distancia porque todos
huelen a rata muerta, cuando no a buitre sarnoso.
Debo de aclarar de que yo NO AMO a
estos neotenios,
pero nunca dije que los ODIO.
Para odiar a alguien, éste "alguien" debe de poseer al menos
un valor humano matriz, una brizna de civilidad, una mísera menudencia de moral
con la cual poder ensañarse. Estos
esbirros no la poseen ni en su más mínima expresión enunciada, entonces; ¿a
quién odia el Loco se preguntará usted?... Pues bién, es muy simple: odio a los
mosquitos, a las pulgas, a la traición, odio que se me acabe el papel higiénico
en el momento menos oportuno, y odio que me mientan y que me dejen esperando.
Amar a la
Humanidad es un trabajo largo y terrible como el trabajo de vivir, y la mayoría
de las veces, este trabajo no paga bien.
Creo que esto se deriva de que el concepto de la "humanidad" como lo conocemos y
aceptamos hoy se generó con el Homo
Sapiens, porque antes de él los "seres humanos" que caminaban
este planeta eran nada más que unos impensantes brutos y oportunistas
carroñeros. Algo anormal de estos
últimos antropoides caminantes se nos quedó enredado penosamente en los genes y
en el DNA, y nunca nos hemos podido deshacer de este estigma, huella que es la
mácula que nos ha marcado para siempre.
Es por este básico y cardinal principio de que yo egoístamente, pero con
completa razón; amo a la Humanidad pero jamás a todos los entes que la integran;
especialmente a aquellos que malograron la aguja de su compás moral. ¡Que se mueran los feos!
Salto 2
Siempre he pensado que si sigo un sueño auténtico
no dejaré rastro ni trazo, y ni sendero que ilumine a los ciegos pasos de sus pisadas
sin huella; y ni siquiera la secuela de una frágil sombra de luz muriente porque
los sueños están hechos de una ingrávida luminiscencia y de una eterna y etérea
inconsciencia. Y muchas veces,
incontables veces; me he quedado rodeado de una clara oscuridad mirando atónito
hacia el infinito, temeroso, dudando, soñando sueños desconfiados, delirando irrealidades que ningún otro mortal
jamás se ha atrevido a soñar antes.
Tomo responsabilidad por mí mismo y por las
muchas acciones que perpetro a través de mi vida porque haciendo esto,
desarrollo un hambre inmensa por soñar; y más aún, por cazar esos inmanentes y
locos sueños míos. Sí señor, soy un
optimista y un irremediablemente inquieto soñador. Tengo que soñar muy alto y muy seguido para
poder alcanzar las estrellas, y cuando no las puedo alcanzar, rabioso y
vengativo agarro una bocaronada de viento solar, o un puñado del polvo de la
cola de un errante cometa, o por lo menos le esputo rabioso una de mis cárdenas
memorias a una de esas desprevenidas nebulosas que cruzan incautamente mi
camino.
Un sueño es el infinito y sudoroso coito de
la imaginación y el deseo, la total cópula de la fantasiosa utopía y la
realista materialidad humanas. Estas
quiméricas irrealidades viven vibrando furiosamente en el desconocido callejón
de los sueños violados. El sueño tiene
vida propia, y la ordeña y la estruja de los tejidos de nuestro espíritu y de
nuestra inconsistente y quebradiza calidad humana. Y cuando un sueño nace, no puede morir ni
nada puede matarlo. Pedro Calderón de la
Barca escribió "La Vida es Sueño".
Pero la Barca estaba terriblemente equivocado, tal como su subconsciente
Monólogo de Segismundo. La vida es real,
el sueño es su espíritu.
Salto 3
Cuando miro a aquel negro bosque que me
arranca furiosas lágrimas, debo de respirar profundo y recordarme a mí mismo de
que aquella espesura a la que miro, es solo una fronda de árboles malditos en un
desecrado concierto, y a los que puedo mirar parapetado desde la seguridad de las
sólidas almenas de mi invencible espíritu.
Estos árboles son mis miedos y mis temores. Ese obscuro y negro bosque está
arbitrariamente hecho de mis miserias y de mis frustraciones, de mis derrotas y
de mis profanaciones, de mis cegueras y de mis forzados silencios. Y los frutos de sus ramas, son mis jacintinas
inconsciencias.
Y me dá pena el silencio que guardo porque éste
no puede hablar, y me dá pena la bulla que hago porque ésta no puede callarse,
pero ambas penas viven en la armonía de los lugares recoletos, talayóticos, y
telúricos de sus propias existencias tan duras como la Edad del Hierro; sin
vida y sin visitantes, en las puertas donde la oportunidad nunca golpea. Viven en ese negro bosque que me arranca
furiosas lágrimas. Pero las lágrimas y
las sonrisas se parecen mucho a mí, a lo que yo soy porque ni mis lágrimas ni
mis sonrisas están confinados a ningún sentimiento en particular; porque a
menudo lloro cuando estoy feliz, y sonrío cuando estoy muy triste.
La pena es como la soda cáustica en agua
hirviente: limpia efectivamente todas las cañerías que acaudalan nuestra
angustia. Y cuando la pena se desliza
jabonosamente por nuestras delicadas enfermedades sentimentales, toma la basura
que las obstruye, y la convierte en lágrimas.
A veces profusamente, y a veces nó.
Como el pobre Humberto que derramó tan solo una lágrima, porque era
tuerto. Y las lágrimas son el desagüe
del espíritu, la cloaca de nuestra índole; son las que llevan la sucia
inmundicia que acongoja nuestro espíritu, y las evapora en nuestras mejillas, y
las destila sobre nuestras faldas, y las confunde con los resbaladizos mocos. Afortunadamente, este tipo de líquido no se
puede reciclar. Y así, cuando dejamos de
llorar nos sentimos un poco mejor, y el negro bosque que nos quiere arrancar
nuestras lágrimas se queda incapaz, sólo con su fronda de árboles malditos en
desecrado concierto, y a los que ya podemos mirar sin temor desde las elevadas y
tenaces almenas de nuestros irreductibles espíritus.
Salto 4
Y no estoy más Loco porque mi amigo Bering me
alimenta cada día con pequeños trozos de Mallorca, me nutre dadivosamente con imperceptibles
y celulares fragmentos del dietario de nuestra historia, y con diseminadas efemérides
de una estatura abaculística gigantesca; como si él estuviese alimentando con el
júbilo de un dorado trigo mancebo, a un hambriento pollo loco. Y así, grano a grano me espanta aquellos fríos
sueños de una obscuridad iniluminable, y me ayuda a imaginar lo inimaginable. Entonces esas tristezas ya no pueden estallar
en sonidos, ni en gemidos, ni en pensamientos raros, ni en irreflexiones
furiosas, y entonces se mueren secas y desteñidas en un oxidado candil Camborio.
Y Bering, como todos mis amigos, no camina
detrás de mí porque yo no lo guío.
Tampoco camina delante de mí porque no soy un seguidor. Sólo camina a mi lado porque somos
amigos. Digo esto sinceramente porque no
hay nada que no haría por aquellos que son realmente mis amigos; y porque no
tengo ni la más peregrina idea de cómo amar a mis amigos a medias o en mitades,
pero también porque ésa no es mi naturaleza ni nunca lo será. Es crítico el saber amar íntegramente porque la
amistad verdadera es lo más difícil de encontrar, y es un fenómeno más raro que
el amor mismo; y por eso hay que salvarla a costa de lo que sea.
Y como ya se ha hecho una costumbre sin
inercia, este pollo loco busca esos interminables granos dorados de la amistad
para nutrirse cada vez que se levanta el sol.
Y este raro pábulo engorda. Me
engorda el espíritu, me engorda los sentimientos, me engorda los deseos de
triunfar, y me engorda la humanidad que llevo orgulloso por delante tal como me
enseñó a hacerlo mi tío Lucho. Y cuando termino de masticar esos dorados
granos de trigo mancebo, escupo afanoso sus mancillados hollejos los que (como
las lágrimas) arrastran consigo mis insensibilidades y mis enojos, y los escupo
lejos, por allá, donde ni siquiera pueda pisarlos, y dentro de los anchurosos sacos,
de las oficiosas talegas y de las dilatadas alforjas de su complicidad, esa
basura del espíritu se muere pegada a esos hollejos, y se seca irremediablemente
para siempre.
Salto 5
Siempre he pensado que si hablo, mis
palabras deben ser más hermosas que mi silencio porque ésta es la única manera
digna de ocultar mi encabritado y nefasto silencio. El problema es que mis palabras no son
hermosas, ni suaves, ni bonancibles, ni condescendientes; sino que son
bestialmente honestas como el ácido muriático, y muchas veces hieren como los fríos
y traidores puñales en las arteras manos de los hermanos Heredia. A veces trato de disfrazar mis palabras con
complacientes y oficiosas mentiras, pero estas circenses máscaras se despegan fácilmente
y se caen estrepitosamente desde mis enmascaradas palabras como cuando se
derrumba incontenible el grandioso edificio "Ilusión" después de ser
apuñalado por una traidora infidelidad.
Debo ser muy cuidadoso con mis palabras,
especialmente con aquellas ácidas, corrosivas y malintencionadas porque a pesar
de que mi afilada lengua carece completamente de huesos, garras, colmillos o
cartílagos, es lo suficientemente poderosa y letal para destruír un corazón,
para asesinar un sueño, para desecrar una certeza, para aniquilar una ilusión, para
tornar una verdad en delación, y para inmolar una virgen esperanza. Las palabras tienen un gran poder, y si lo
absorbemos, con ese poder es posible aprender aún más. Aprender por ejemplo que por cada palabra
altisonante que pronunciemos, debemos de tener también una acción
grandilocuente que le corresponda. Puedo
aprender palabras que otros hombres no pueden oír, puedo aprender palabras que
otros hombres no pueden entender, y puedo descifrar la enfática revelación de
su armonía, lo que otros hombres no pueden comprender.
Un pensamiento sin palabras está ciego, a
pesar de que las palabras y los pensamientos siempre se escriban con la misma
tinta y provienen del mismo tintero.
Quiero que mis palabras no lleven polvo, que mi gramática no tenga antónimos,
que mi retórica no tenga esquinas, que mi elocuencia no tenga ventanas rotas; y
que mi mensaje deje en el aire una estela de lagartos indignados y sedientos. Es mejor tener mucho que decir y pocas
palabras para hacerlo, que tener muchas palabras y nada que decir. Las palabras despiertan el pensamiento, y
cuando éste se despierta, ya no se vuelve a dormir. El pensamiento puede corromper palabras, y
palabras pueden corromper el pensamiento; por eso es que debo de ser muy
cuidadoso con mis palabras.
Salto 6
Los días malos son como las moscas, hay que
matarlos y no preocuparse más de ellos porque un día malo no hace una vida mala
ni nos desvían de la preciada meta de la jornada (¡a no ser que usted sea
huevón, por supuesto!). Cuando un día
malo me visita sin invitación, tengo tres opciones para defenderme: o dejo que
este día de mierda me defina, o dejo que me destruya emocionalmente, o lo utilizo
para hacerme aún más fuerte. Los días
malos no tienen el abismante poder de un río furibundo que puede fragmentar y
dividir una planicie, que puede dividir una montaña, o que puede desmenuzar un
valle; un día malo es solo un tonto pedrusco parado ilusamente en medio de un torrentoso
e iracundo río tratando de detener sus arrasadoras e inatajables aguas. El mejor escudo contra un día malo, es una
sonrisa permanente a través de la cual se puedan ver claramente los dientes.
Creo que el mejor remedio para un día malo
es actitud porque la única opción de un día malo, soy yo. Cuando llegue al final de su vida, usted tiene
la opción de morirse callado, o estacionar su automóvil y seguir a pié. A veces pienso que los días malos son los
mejores terapistas para nuestra salud mental.
Un día malo es como una horrible tormenta, pero cuando hemos capeado la
tormenta, no nos acordamos de cómo la aguantamos ni de cómo la franqueamos. En estas cosas de la vida, nunca estamos seguros
si nuestras tormentas realmente pasan o se calman; pero una cosa es cierta: al
salir de una mala tormenta en nuestras vidas, ya no somos la misma persona que éramos
antes de que la borrasca comenzara y nos despeinara los sentidos antes de que
aquel mal día naciese. Eso es todo lo
que es un mal día.
Casi siempre me olvido de los días malos, y
nunca me olvido de que los días malos; todos ellos terminan siempre a la medianoche,
y el beneficio que nos traen es que ponen en perspectiva a los días
buenos. Un día malo puede ser malo para
nuestros egos, pero si los entendemos bien, son un gran beneficio para nuestros
espíritus y una nueva aventura para nuestro carácter. Nunca me preocupo de un día malo porque no me
soluciona el día siguiente ni me borra los errores del día anterior, sino que solo
me priva de la energía que necesito para ultimar el día malo que estoy viviendo. Cuando un día malo llega hay que aprender del
pavo real. Éste despliega su hermosa
cola sin importar si el día es malo, o es feriado. No se olvide de que todos los días cuestan
caros. Cuando se nos termina un día,
bueno o malo; es un día menos que nos queda para vivir y gastar, así que trate
de gastar sabiamente cada día; aunque sea malo.
El peor día malo es aquel sin sonrisas.
Al final, los días malos son como moscas, hay que matarlos y no preocuparse
más.
Salto 7
Las sonrisas son gratis. ¡Regálelas!
Nunca dejo que mis labios se enteren de mis problemas y mis aflicciones
porque así, pueden sonreír constantemente sin saber lo que ocurre en el inestable
piso de arriba. Para mí, el sonreír infatigablemente
es extraordinariamente importante porque un día la vida se va a cansar de mi firme
sonrisa, y dejará de joderme. Y el
tamaño de tu sonrisa debe ser como cuando abrazas a alguien querido que no has
visto en diez años, y a quién no verás por otros diez. Mientras más grande es la sonrisa, menos
lugar ocupa. Una gran sonrisa desplaza
las arrugas del espíritu y extirpa y elimina las espinillas del mal humor,
además cuesta menos que la electricidad y da más luz. La Mona Lisa era lisa, pero su sonrisa no lo era
porque no hay ninguna cosa seria que no se pueda decir con una sonrisa.
La razón del por qué a veces me olvido
sonreír no es porque haya perdido mi sonrisa, lo que pasa es que ella está bajo
mi narizota y a veces no la veo, entonces se me olvida de que está allí y no la
esbozo como debería. Debo siempre de
recordar que entre la baba y los mocos, hay siempre una sonrisa. La sonrisa más valiosa es aquella que dibujan
nuestros labios cuando nada nos está saliendo bien en nuestra vida, y si
sonreímos estando solos, agobiados y sin compañía, entonces esa sonrisa es
realmente genuina. Sonreír es la mejor
segunda cosa que puedo hacer con mis labios, aunque los tenga partidos. A veces alguien vive porque tiene una sonrisa
tuya de la cual se ha aferrado, y que no sabes cuándo la regalaste. La sonrisa es el preámbulo de la risa, y
cuando yo ya no pueda reírme de mí mismo, entonces será la hora en que los
demás se rían de mí.
La primera honesta sonrisa que esbocé en mi
vida fué poco después de haber nacido, cuando me dí cuenta de que estaba vivo y
de que tenía mucho tiempo por delante, y decidí que apenas aprendiese a caminar
podría ir en pos de todos mis sueños. Y
así lo hice. Desde chiquito. Ahora ya no me queda mucho tiempo pero he
conseguido agarrar los sueños más salvajes que me robaban la siesta, algunos de
aquellos que corrían más rápido que yo, unos pocos de los que se veían tan
grandes cuando yo era tan chico, los que parecían más difíciles cuando no sabía
lo que significaba fácil, y algunos de aquellos que parecían imposibles antes
de que yo creyera en lo posible. Ahora los
tengo a todos ellos amarrados apretadamente con mis sonrisas, y encerrados estrechamente
en los capachos de mi espíritu... y por eso es que yo sonrío. Y además porque una honesta y amplia sonrisa
exacerba e irrita grandemente a aquellos que quieren destruírme.
Salto 8 (un salto lleno de transcursos y tropezones)
La única razón por la que el sol se levanta
cada mañana sobre el horizonte, es porque nosotros estamos aquí para verlo
llegar. La Luna no se esconde, sino que
se apresura por detrás del planeta para vernos otra vez en la alborada que
despide a la pasante noche.
A veces viajo al sol cuando estoy soñando,
y en mi jornada en ocasiones veo al tonto de Ícaro estampado en el suelo con
sus pendejas alas de cera. Para viajar
al sol solo se necesita imaginación, ni alas de cera ni las infernales máquinas
de tiempo. Además, el sol viaja hacia
nosotros todos los días, pero es cortés visitarlo de vez en cuando, por eso es
que a veces viajo al sol cuando estoy soñando.
Tomamos diversas y extrañas medicinas para
mejorar el funcionamiento de nuestro cuerpo, entonces ¿sería lógico que
tuviéramos pensamientos extraños y diversos para fortalecer nuestra débil
sabiduría? Las mejores ideas siempre han
sido paridas por pensamientos extraños e insólitos, por lo que podría deducir
que las tonterías y las ingenuidades que salen de mi cabeza podrían ser la base
de algo magno, de algo heroico, de algo proverbial y soberbio.
Creo estrechamente que mi destino no es un
asunto de oportunidad o de ocasión, sino que es claramente una cuestión de
elección propia. Mi destino no es algo
que yo espere o una cosa que esté escrita (y francamente no sé dónde chuchas se
podrían escribir semejantes cosas), mi destino es un poder alto el que debo alcanzar
con sabiduría, paciencia y esfuerzo. Yo
soy dueño y forjador de mi propio futuro y me rehúso a creer que el regulador
de mi futuro sea el mentado "destino", porque a la postre; el futuro
no es nada más que un pasado adelantado con la ventaja del tiempo. Creer en el destino es un desatino. Aparte de todo, el "destino" no es
nada más que una invención Griega, producto de una cosmogonía mítica, una
teoría que versa sobre la existencia y también envuelve a la
Epistemología. Si usted no entiende y
comprende estas ciencias, usted no sabe lo que es el destino, y si entonces
usted cree en el "destino", usted está más loco que yo.
Creo que cuando el mundo era plano, el sol
también era plano. Todo era plano, hasta
el pensamiento humano era plano. Y las
estrellas y los cometas y las galaxias, todo ello era plano, y los asteroides y
los meteoros y los objetos transneptunianios, ¡todos eran planos!, y hasta los
Pulsares y los hoyos negros, y los otros planetas y las estrellas binarias y
los supercúmulos y las nebulosas: todo plano.
Ahora todo es esférico. Me gusta
más así. Ahora que sé que el sol es
esférico sus rayos cariñosos me entibian más, su luz es más clara, y su
superficie es más amplia aún para sembrarle mis sonrisas sobre su cálida piel
cada vez que lo visito. Y ahora que casi
todo es esférico, lo único plano que queda en el Universo, es el cosmos infinito
del triste pensamiento humano.
Salto 9
Alma vs Espíritu
Alma
Siempre me he preguntado acerca de la
incongruencia del "alma", esa stultum
absque scientia", un guasón pero efectivo embeleco del absurdo
magisterio religioso. Lo circense que
hace este concepto risible es que el término "alma" (o ánima del latín: anima) se refiere conveniente y arbitrariamente a un principio o
entidad inmaterial puramente metafísica e invisible, que
se supone que poseen los seres humanos vivos. También es chusco el hecho de que la
descripción y representación de sus intrínsecas propiedades y características,
varía grande y salvajemente de acuerdo a las diferentes y disparatadas
tradiciones y perspectivas filosóficas o religiosas
de cada grupo místico.
El inescrupuloso concepto de "alma", etimológicamente no
tiene sentido alguno ni lógica discernible.
Etimológicamente la palabra del idioma Latín: "anima" se usaba para designar
el principio por el cual los seres vivos están provistos de animación y moción propias.
Como se ha definido este sentido
originario, las plantas,
los animales,
los insectos, los seres humanos, y todo cuerpo que tenga movimiento propio;
estarían entonces dotados de "alma".
De hecho y de acuerdo con la tradición religiosa judeocristiana,
el alma es la principal cualidad identificadora del movimiento en la materia
viviente, lo que convierte a la materia inerte a materia moviente (activa o
viva), independiente del desplazamiento ajeno.
Por consiguiente, las cucarachas tienen alma (de sacerdote pedófilo,
pero la tienen).
Los avances en la fisiología y neurología
permitieron reconocer que los seres animados obedecen al mismo tipo de
principios físicos que los objetos inanimados, al mismo tiempo que pueden
desarrollar actividades diferentes de éstos, como la nutrición, el crecimiento,
y la reproducción. Entonces, basados en
la lógica y no en la brujería, el "alma" como concepto rectilíneo y
esotérico; no es nada más que una flatulencia de mentes subsoladas.
El "alma" como todos los tristes
dioses, no existe. De hecho, el
"alma" está dividida en múltiples conceptos que no se ponen de
acuerdo entre ellos (en este sentido, son fuerzas políticas), tal como los
pobres dioses. El alma difiere en
materia seria y respetuosa a partir de la filosofía occidental, pasando por la
filosofía Griega, por el alineado Tomás de Aquino, por la infundada teología
cristiana, por las absurdas e inmanentes "enseñanzas bíblicas", por el
ingrávido magisterio católico, por la circense y festivalera iconografía
religiosa, por el concepto de alma del antiguo Egipto, por las creencias
Budistas, por el Chakras Hinduísta, por el Hitodama o el Reiki Japoneses, por el
"Qui" Chino, y por una sarta interminable
de definiciones grotescas y populares en la generalizada teosofía de lo
absurdo.
Espíritu
El espíritu en cambio es uno solo, es un
solo concepto inalienable y real porque se puede percibir. La palabra "espíritu" (del Latín spiritus: "aliento") se puede
también emplear con otros significados y connotaciones diferentes, pero la
mayoría de ellos se utiliza en relación con una sustancia no corpórea en contraste
con el cuerpo material. La palabra
espíritu se usa a menudo para referirse en forma metafísica a la conciencia o a
la personalidad. Las nociones de
espíritu y de "alma" a menudo y erróneamente se superponen, ya que ambos
conceptos contrastan con el cuerpo físico, y ambos se conciben cómo sobrevivientes
a la muerte corporal, especialmente en el ocultismo religioso. Así es como venden la "pomada" de
que después de la muerte hay vida eterna porque el espíritu (alma) no muere
jamás. ¡Qué huevada más aburrida! ¿O sea que (religiosamente) cuando muera, me
encontraré con las almas de Genghis Khan, o de Al Capone, o de Julio César, o de
Mandrake, o de Jack The Ripper (el Descuartizador de Londres), o con todas
ellas? ¿Y después qué? ¿Me siento a jugar "Canasta" con
las abuelas muertas por una eternidad eterna para siempre jamás? ¡Qué huevada más aburrida!
Volviendo al espíritu. Etimológicamente, Espíritu también significa ánimo, aliento, coraje, vigor, y en
última instancia; esta palabra se deriva originalmente de la expresión Proto-Indo-Europeo:
(s)peis, que no tiene nada que ver
con la rúbrica de "alma". El
espíritu es real y se percibe sensorialmente como energía incorpórea pero
omnipresente, no cuantificable en substancias, pero es una energía que está presente
individualmente en todos los seres vivos.
Ahora; metafóricamente el espíritu puede ser la intención subyacente de
un texto a diferencia de su significado literal, especialmente en asuntos
relacionados con la ley donde decimos: "Hay que seguir la
letra de la Ley, pero debemos practicar su espíritu". También, el espíritu
se demuestra en la lealtad y la sensación de inclusión en la historia social o en
la esencia colectiva de un pueblo, de una institución o de un grupo, como por
ejemplo el "espíritu de
supervivencia" o el "espíritu
de progreso".
La diferencia es de suma y vital
importancia porque en nuestro contexto humano real, la Lógica nos navega y
conduce desde la "a" hasta la "z"; pero la Imaginación nos
lleva a cualquier parte y a todos los lugares; y lo que les sostiene a ambas,
es el espíritu. Con el "alma"
hay que morirse primero (con los dedos cruzados) y esperar a ver si pasa
algo... algo que nunca sabremos... ¡Qué huevada más aburrida!
Salto 10
Perseverancia. Me gusta mucho la perseverancia porque ella
derrota al tiempo, derrota al fracaso, derrota la procastinación, derrota la
insuficiencia humana; derrota la duda, y porque asimismo derrota a la
derrota. Me gusta pensar que la
perseverancia es la firmeza de carácter y la fuerza de voluntad en perseguir
una meta o hacer algo, a pesar de la aflicción, la dificultad, los obstáculos,
los impedimentos, o el retraso en alcanzar el éxito.
Dicen que un pendejo de mujer tira más que
una yunta de bueyes, pero la perseverancia es aún más poderosa que esto, porque
al contrario de lo otro, la perseverancia está consciente en nuestras
mentes. La perseverancia es como las
gotas de agua, las que pueden llenar un valle no importa cuán lentamente se
acumulen, y esto es porque ellas nunca se detienen. La mayoría de los hombres han sido derrotados
porque perdieron su perseverancia, y con esto; nunca se dieron cuenta de lo
cerca que estaban de la victoria cuando se rindieron. A veces la perseverancia camina muy
lentamente, pero nunca camina hacia atrás.
La perseverancia te permite pelear la misma batalla más de una vez para
poder ganarla. ¡Siempre es demasiado
temprano para rendirse!
Durante my encabritada vida me he podido
dar cuenta y convencerme de que hay muy pocas cosas imposibles para mi
diligencia y mi habilidad. Mis sueños y
mis grandes metas no las he logrado alcanzar por la fuerza, sino que con el
poder de mi perseverancia. Con habilidad
ordinaria y perseverancia extraordinaria, todo es posible. La perseverancia es como un par de manos que trabajando
logran y obtienen resultados reales, y no como un millón de manos unidas en
insubstancial oración y que no producen nada.
Perseverancia implacable no es obstinación: la perseverancia viene de la
voluntad, la obstinación de un capricho o de un mal hábito.
La perseverancia una de las bases del
espíritu, el secreto de todos los triunfos; nunca una esquirla porque en el ámbito
de las ideas, todo depende del entusiasmo, pero en el mundo real, todo se apoya
en la perseverancia. No sea huevón: Persevere.
No más saltos
Bueno, se me acabó la tinta hecha de agua
amarga (por lo menos por ahora). A mi espíritu aún le quedan una
serie de esquirlas repartidas y diseminadas por entre sus interminables
parajes, pero después de este demente escrito, éstas ya no son tan puntiagudas
e incisivas. Son más romas, más suaves
ahora. Ya no me pinchan la imaginación
cuando duermo, ni me arañan el espíritu cuando sueño, ni me lijan la paciencia cuando
estoy inquieto, y no me aguijonean la iniciativa cuando quiero volar, ni me rasgan
el virginal y delicado velo de los sueños.
Ahora ya más pulido, puedo engalanar mi inquieto e indomable espíritu
otra vez con sus hermosas sombras de colores.
Lo único
que uno siempre espera y que nunca viene, es la gloria; y lo único que siempre
viene y que uno nunca espera, es la muerte.
¿Qué cosas, no?
El Loco