El Agua Amarga

Cuesta una enormidad darse un trago de agua amarga. La mayoría de las personas rechazarían de facto el hacerlo, a no ser de que tengan una razón poderosísima, y para ello un objetivo demasiado importante y trascendental; de otra forma, no tiene sentido ni lógica el tragar agua amarga, de ninguna especie. Sin embargo, entre los hombres hay demasiados ilusos que están dispuestos a tragarse cualquier cosa, sin importar el daño ni la cuantía que éste pudiese causar, ni la perpetuidad que este detrimento le inflija a otro ser humano. Esto es tal vez debido a que muchos no pueden pensar claramente porque sus pequeñas mentes están oscurecidas y enmieladas con una incontenible vanidad.

Este escrito es doloroso, sumamente acerbo y más que nada, amargo como la bilis. No es la intención de este manuscrito el obtener su aprobación o su concesión; sino que busca el enardecerlo lo suficiente para que piense acerca de esto. Si usted no tiene estómago para estas cosas, no siga leyendo; pero si usted posee la rara e inaudita habilidad de un humano civilizado de abrir su mente y escuchar, ésto sin tener que aceptar, conceder, o estar de acuerdo con ninguna cosa; entonces siga leyendo y quizá después de esta lectura, usted mire las cosas desde otro punto de vista. Corporis Dixit. Veamos.

De acuerdo a Moisés, un hombre "profeta que hablaba con los dioses", en la biblia (un libro cristiano) aparece mágicamente este conveniente y arbitrario "relato" que usted leerá más adelante en este escrito; el que identifica claramente y da fé de la falacia universal de un diminuto dios machista, ignorante e inseguro; pero que se comunicaba convenientemente en persona y en privado (probablemente en hebreo) con este hombre llamado Moisés. Convenientemente, éste nómada israelita además era "legislador" entre sus congéneres. Como nota adicional, observe que la estatua de Moisés esculpida por Miguel Ángel, tiene cuernos. ¿Por qué será?

Nota: Los pequeños teólogos le temen a la ciencia porque ésta no está marcada con las obscuras, intelectualmente miopes, y teológicas visiones que conforman estas delimitadas mascotas literarias llamadas "textos". Temen que la ciencia destruya estos "textos" simplemente porque Causa Sine Qua Non, la religión no existiría.

Sin embargo, dicho libro del Antiguo Testamento, ése que relata las andanzas y aventuras de este chocante profeta y legislador de Israel, -el libro del Éxodo- manifestado y compilado por allá cerca o alrededor del siglo XII A.C.; está escrito en un lenguaje de pancarta literaria altamente simbólica y alegórica, lo que deja en la más absoluta penumbra y sumida en la más alta incredulidad la autenticidad de la existencia de este indeterminado hombre llamado Moisés. Este libro rodea su existencia adornándolo de milagros inverosímiles, prodigios inconcebibles, y leyendas pueriles que no solo plantan serias dudas de la existencia real de Moisés, sino que lo retratan como un verdadero mito; igual que el de Ricardo Corazón de León pero sin la heroicidad ni el romanticismo de este último.

Sin embargo es así como la mayoría de los seres humanos comienzan a raciocinar, basados en creacionismos absurdos y en fantasías increíblemente inmaduras; y esto es una opción tomada consciente y voluntariamente para agenciarse la justificación de su ineptitud como hombres. Si este hombre israelita que llevaba un nombre egipcio existió alguna vez, hubiese sido un individuo de origen absolutamente indocumentado y sin credibilidad alguna. La ficción cuenta que fué encontrado por unas doncellas faraónicas a las orillas de las aguas del río Nilo, donde llegó a posarse clandestinamente, y que milagrosamente y sin explicación lógica se salvó de los cocodrilos y de los mosquitos que dominaban esas navegadas aguas.

Se dice que fué criado en la corte de los faraones, aunque éstos tenían prohibido, no osaban, ni deseaban mezclarse con los esclavos; hacían cumplir por la fuerza una estricta ley de segregación, y estaban mucho menos dispuestos a darle acogida y un nombre agnado a un esclavo de origen completamente desconocido; especialmente en una sociedad discriminatoria, clasista, autocrática y recalcitrantemente racista como lo era la sociedad egipcia de la época. Difícil de creer y más difícil aún de aceptar el que hayan "adoptado" a Moisés así tan ligeramente. Esto constituía un acérrimo y protervo asunto de jure.

Según cuentan las crónicas de puños incógnitos y arcanos, se presenta la posibilidad de que este Moisés se retiró a meditar al monte Sinaí por ahí entre los años 1230 a 1250 -típico de los esfumados de la época- donde "las voces de su cabeza" le dictaron un encargo divino, el que le mandaba ir a liberar a los judíos esclavos en Egipto. Es curioso que estos personajes se "retiren a meditar" y se pierdan de vista por décadas, hasta que repentinamente aparecían de la nada llevando sus túnicas otrora humildes, ahora en calidad de prodigiosos ajuares vistiendo los cuerpos de salvadores omnipotentes y todopoderosos.

Obviamente ésta era una práctica muy efectiva y conveniente en la antigüedad. Si hoy usted desaparece sin aviso ni rastro, seguro es porque la policía o el FBI lo están buscando. Cómico e increíble además -y por cierto muy incomprensible de creer- es el hecho de que los judíos que eran sin duda un pueblo inteligente y capaz, hayan tenido que necesitar y depender de un personaje como éste para definir y decidir sus destinos; ¡y lo siguieron haciendo aún después de 40 años de consistente y continuo fracaso! ¡Inconcebible! Para un hombre que fácilmente podía separar un océano en dos partes y crear un camino seco entre ellos para que la gente y los animales circularan, es difícil de entender que se haya perdido tan omitidamente en un melindre desierto que fácilmente podía ser navegado con la ayuda cósmica de las estrellas. Esto aparte de lo absurdo, tiene un fuerte tufo a sabotaje.

Hay muchos personajes que oyen (o creen oír) este original y adecuado "llamado de la selva" o "llamado de lo divino" dentro de sus blandas y orondas cabecitas, y que guiados divinamente por esas "frecuencias divinas interiores" se auto-denominan garantes de un colosal conocimiento que les permitirá salvar la humanidad en su nuevo ministerio que ahora los califica con la calidad de profetas, libertadores, redentores, protectores, mesías, y otros herbajes surtidos de distintos olores, pero casi del mismo valor.

Deténgase un momento a pensar de cómo clasificamos a estos personajes hoy en día. Pues hoy les catalogaríamos como sardónicos Esquizofrénicos (una palabra moderna para locura) con un complejo Mesiánico Maníaco-compulsivo severo, un individuo con una serie de trastornos mentales crónicos, muy graves e irreversibles, caracterizados por grotescas alteraciones en su capacidad de percepción sensorial, inhabilidad de desarrollar un método silogístico aplicado, con una Psicosis Maníaco-depresiva grave, y una facultad nula para formular la realidad. En otras palabras, una demencia irreversible altamente peligrosa. Esto incluso está pertinentemente indicado en el Papiro Ebers, y su tratamiento característico descrito en su hierática farmacopea.

Este hombre tan particular "produjo" misteriosamente un nigromántico escrito que está contenido en la biblia. Este es un curioso librito de la colección Pentateuco, llamado Liber Numerorum (Libro de Números), que habla de lo siguiente: (Recuerde que esto que va a leer lo escribió Yavé en concomitancia con Moisés y su ladina estenografía. Yo no lo hice, no lo escribí, y ni siquiera estuve allí.)

Libro de Números:
"...Habló Yavé a Moisés diciendo: "Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de uno fornicase y le fuese infiel, durmiendo con otro con concúbito de semen, sin que haya podido verlo el marido ni haya testigos, por no haber sido hallada en el lecho, y se apoderase del marido el espíritu de los celos y tuviese celos de ella, háyase ella manchado en realidad o no se haya manchado, la llevará al sacerdote, y ofrecerá por ella una oblación de la décima parte de una efá de harina de cebada, sin derramar aceite sobre ella ni poner encima incienso, porque es minjá de celos, minjá de memoria para traer el pecado a la memoria. El sacerdote hará que se acerque y se esté ante Yavé; tomará del agua santa en una vasija de barro, y cogiendo un poco de tierra del suelo del tabernáculo, la echará en el agua.

Luego el sacerdote, haciendo estar a la mujer ante Yavé, le descubrirá la cabeza y le pondrá en las manos la minjá de memoria, la minjá de los celos, teniendo él en la mano el agua amarga de la maldición, y la conjurará diciendo: "Si no ha dormido contigo ninguno y si no te has descarriado, contaminándote y siendo infiel a tu marido, indemne seas del agua amarga de la maldición; pero si te has descarriado y fornicaste infiel con tu marido, contaminándote y durmiendo con otro (aquí el sacerdote la conjurará con el juramento de execración, diciendo): Hágate Yavé maldición y execración en medio de tu pueblo y séquense tus muslos e hínchese tu vientre, entre este agua de maldición en tus entrañas para hacer que tu vientre se hinche y se pudran tus muslos". La mujer contestará: Amén, amén.

El sacerdote escribirá estas maldiciones en una hoja, y la diluirá en el agua amarga, y hará beber a la mujer el agua amarga de la maldición. Luego tomará de la mano de la mujer la minjá de los celos y la agitará ante Yavé, y la llevará al altar; y tomando un puñado de la ofrenda de memoria, lo quemará en el altar, haciendo después beber el agua a la mujer. Darále a beber el agua; y si se hubiere contaminado, siendo infiel a su marido, el agua de maldición entrará en ella con su amargura, se le hinchará el vientre, se le secarán los muslos, y será maldición en medio de su pueblo. Si, por el contrario, no se contaminó y es pura, quedará ilesa y fecunda.

Esta es la ley de los celos, para cuando una mujer haya sido infiel a su marido y se haya contaminado, o que el espíritu de los celos se haya apoderado de su marido y tenga celos de ella; presentará a su mujer ante Yavé, y el sacerdote hará con ella cuanto la ley prescribe. Así el marido quedará libre de culpa, y la mujer llevará sobre sí su pecado."

Y esto señoras y señores, es El Agua Amarga. Según la biblia, un "derecho" fabricado para el hombre, y adjudicado a él por dios para que lo ejerciera a su capricho. Un claro abuso narcisista interesado, lleno de masculinidad errónea y falsa, con un virilismo extraviado e insensato; tan vanidoso y engreído como la escogida e infacunda cola de un misoginista pavo sin sesos. Para el beneficio de los pavos, sepan que la Misoginia es una patinada ideología de la misma e igual estancia que el racismo; la diferencia es que en vez de usar la raza para denigrar y minimizar a otro ser humano, se escudan en el sexo, que es usado como una marca de diferencia y anormalidad. Soy un hombre letrado, pero aún así no he podido encontrar la palabra apropiada para definir tamaña imbecilidad.

La Misoginia propone un arbitrario y falso dualismo en la conducta de la mujer. La mujer, según proponen los ignorantes misoginistas, es un monstruo y un peligro latente hacia hombre, tal como se expone con la mitológica Pandora (la contraparte de Eva) y sus las aladas Arpías de leyenda, o la ridícula tentación atribuída como culpable del fracaso y del estropicio del pobre e indefenso hombre bajo el embrujo de las Sirenas. Bajo estas precepciones, Adán fué entonces una pobre víctima de Eva, lo que prueba que Adán era un clásico pelele y un perfecto imbécil. En nuestras sociedades modernas, se necesita evidencia fehaciente y copiosa para condenar un delito, en El Agua Amarga, solo basta apuntar el dedo, o inventar una enajenada o interesada circunstancia en contra de la mujer.

Otra completa pero conveniente incongruencia expresada e imbuída en la Misoginia es la proposición unilateral de la mujer en un rol meramente a modo de una esclavizada y desvalorada madre que debe sufrir por los hijos del hombre; ella debe ser un mártir de indecibles sufrimientos ideológicos y martirios sentimentales, debe comportarse como una lacaya recatada y sumisa servidora de su amo, como patrona (con minúscula) y criada de la casa del hombre; y por supuesto, como un conveniente surtidor opcional de reproducción y placer. ¿Acaso la "Virgen María" no es una perfecta imitación de esto? Sin embargo ella es "especial"

Le advertí de que este escrito es tremendamente acerbo para sus creencias, sumamente doloroso para su proceso de pensamiento, amargo como la bilis, y más que nada, corrosivo como el ácido para sus dogmas, de dondequiera que los haya obtenido a éstos, de modo que no reclame y siga leyendo.

¿Y acerca de los hombres qué? ¿Acaso ellos son El Agua Dulce? Ya vé usted, esto no es acerca de Moisés o de sus secretos cloqueos con su dios imaginario en los ecos de su cabeza, o del esquizofrénico producto de su mente enferma, sino que es acerca del desprecio a la mujer como ser humano completo, y del auto-asignado derecho egotista y vanaglorioso del pobre e iluso hombre para su explotación y abuso personal a manos de esos mortales incapaces de sostener su propia estatura. Es muy cierto que no somos iguales a la mujer -y sería ridículo e insustancial el que lo fuésemos- pero aún así, caminamos la misma huella y nos apoyamos mutuamente al mismo nivel, y por cierto, ambos somos humanos completos en todo nuestro cabal derecho. (Es lícito decir entonces que esto me lo dijo dios mismo en persona y en CASTELLANO -aunque con un pesado acento- cuando subí al Tacora).

Yo no creo absolutamente en nada de estos superfluos y altamente sospechosos escritos manufacturados por quién sabe qué mente descarriada y descompuesta, ni tampoco creo en los aludidos esquemas de la filosofía cósmica, pero me aplasta la razón y me afrenta la lógica, me enfurece la libertad y asalta mis principios de justicia el que usen tan livianamente estas sueltas recolecciones de ignorantes dietarios, elegidamente llamados "santas escrituras", para difamar, deshonrar, denigrar, desvalorizar, zaherir, soliviantar y menoscabar tan arbitraria y egoístamente a la mujer. Hasta el día de hoy. Sí señor, esto es acerca de la Mujer, de vuestra mujer y de la mía, de nuestras hijas, de nuestras novias, de nuestras hermanas, de nuestras madres y abuelas, de nuestras nietas, sobrinas, primas y amigas; y aunque le parezca inverosímil, es también acerca de nuestras suegras, amadas o no.

Una cosa es que un imaginario y demencial arquetipo humano las escriba; otra es, que usted las crea y las practique. Escribo esto para descerrajar tiránicamente sus creencias y verdades sin transparencia, para violar profanadoramente su complacencia intelectual mancillada de conformidad, para sacudir despóticamente con un vigor belicoso e hiriente sus dogmas y credos polvorientos, los que quizá un día le forzaron a tragárselos desde un púlpito irrelevante; como El Agua Amarga, con rapidez y sin pensar, años A, cuando quizá usted aún no podía pensar por sí mismo, pero ahora estoy seguro de que usted ya puede pensar y racionar, y espero que lo haga. Quizá le duela un poco la cabeza en el proceso, pero vale la pena y no es nada que una Aspirina pueda arreglar.

Pero desafortunadamente quizá no hay ninguna ganancia en criticar la historia ya que ésta no se puede cambiar, y además queda siempre relegada, muchas veces, al olvido. Pero es importante recordar las lecciones que nos ha ilustrado, aunque éstas a veces sean incongruentes y que lleguen a nosotros a través de un "Periodismo Amarillo". El periodismo amarillo o la prensa amarilla es una clase de prensa que ofrece poco o nada de noticias legitimas o investigadas responsablemente; lo que ofrece es basura llamativa para apelar a la ignorancia humana, y así poder vender más periódicos. Entonces, esta basura es un peyorativo denigrante para el periodismo irresponsable y sin seriedad.

Traigo a la palestra este antiguo -y quizá obsoleto- escrito porque sus efectos y vanas enseñanzas todavía están en vigencia en las actitudes de algunas pautas de hombres. No hay nada más que mirar a los países árabes y orientales, y podrá usted darse cuenta de cómo estos individuos tratan a sus mujeres. Hoy por hoy, en aquellos aún salvajes países todas las mujeres sin hacer ninguna distinción de edad, deben de tener un tutor masculino el que puede ser su padre, su esposo o incluso un hijo. Éstos están a cargo de permitirles o autorizarlas a efectuar diligencias como el viajar al exterior, o de recibir atención médica. Esto sin duda priva a la mujer de sus derechos fundamentales, y les torna imposible su equitativa participación en la vida pública de estos países. Estos países firmaron descaradamente en el año 2000 la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Esto es el epítome del cinismo en su mejor representación.

La ley islámica llamada Shariah representa el más profundo cimiento del ordenamiento jurídico de estos países, de los que sus jerarquías religiosas y sus familias reales hacen una conveniente y arbitraria interpretación de ella. Ellos son los últimos responsables por mantener el despiadado yugo de los hombres sobre las mujeres. El derecho adquirido como la tutoría masculina sobre las mujeres se basa en un obscuro pasaje de El Corán (otro de estos libritos creacionistas), según el cual "los hombres son los protectores y proveedores de las mujeres, porque dios ha dado a los hombres más fuerza que a las mujeres, y porque ellos las sostienen con sus medios". Risible, simplemente risible.

La constante negación de los derechos políticos y sociales de las mujeres en estos aún salvajes países se ejecuta diariamente en su práctica. En el año 2005, en las primeras elecciones circenses municipales de Arabia Saudita, las mujeres -que ahora tienen derecho a voto- no pudieron ejercer su derecho y votar porque increíblemente no hubo mesas femeninas para hacerlo. Risible, tristemente risible.

La Mujer
Simplemente para esclarecer cualquier duda que cualquier individuo pudiese tener, por pequeña que ésta sea, o debido a alguna intrascendental semántica heredada durante la inconsciencia e inconsistencia del adoctrinamiento religioso; hablaremos un poquito sobre la mujer con palabras sumamente simples.

Técnicamente, y no por tratar el tema sin apego humano o improcedencia, la palabra Mujer viene del Latín Clásico: Mulier, que significa "la persona del sexo femenino". Nótese bien que el claro significado que conlleva la definición es "la persona", y no la esclava, ni la sirvienta, ni el objeto, ni la propiedad de. El vocablo también hace una específica distinción con respecto al género y la naturaleza de las funciones de carácter cultural y social atribuídas a la mujer - a cualquier mujer.

Del mismo modo, la palabra establece dentro de sus numerosas y complicadas acepciones, un contenido dogmático y conceptual, y las obvias diferencias sexuales y biológicas de la sustantiva hembra en el género humano o raza humana en paralelo; y anverso al sustantivo "macho" de la estirpe. La palabra y conceptos contenidos y acuñados en la palabra Mujer arman y establecen una referencia inequívoca y permanente de la noción de lo femenino; que en un mismo plano y en un mismo haz, sostienen una intrínseca igualdad de innatos derechos y de valor. Ninguna de las caras de una moneda tiene más valor que la otra. Punto.

El rubricado concepto del Feminismo nace de la absoluta y forzada necesidad de la mujer de defender lo que no debiera defender, pero que a manos de los pequeños hombres de insignificante cultura y acumen, se ha perdido. Esta una doctrina y una ideología constituída por un concreto y definido conjunto de estereotipados políticos, profesionales, culturalmente formativos y económicamente estandarizados que nacen como una estricta necesidad en defensa de la integridad de la mujer como ser humano paralelo, y tienen como propósito e intención principal, la absurda e innecesaria necesidad de restablecer la igualdad de derechos entre hombres y mujeres; y no es un movimiento que los estultos clasifican como La Emancipación de la Mujer, porque en los derechos heredados por naturaleza, no hay necesidad de ninguna emancipación. Esto es muy triste y es una actitud tremendamente devaluadora para los hombres pequeños, los que claro está; existen en abundancia.

En una percepción menos técnica pero absolutamente realista, la mujer es simplemente -y esto lo dice uno de esos libritos- la compañera del hombre. Sí, aunque a alguno de ustedes le pueda parecer asombroso e inexplicable, la mujer es la compañera del hombre; no el jefe ni la esclava, sino que La Compañera. Entonces no me explico ni sé de qué Infernale Gehenna (o de sus alrededores) sacó el hombre su recargado complejo de superioridad, y su tan despistado sentido de igualdad.

En todas las facciones de cualquier comunidad, en cualquier punto de la tierra, la mujer juega un rol de necesaria y crítica supervivencia para el hombre. Partiendo desde lo más parvo y básico de las necesidades de cualquier especie, la mujer nos hace posible y nos permite reproducirnos. Sin esto, la raza humana no existe. Y además como propina, durante el excitante y sudoroso proceso de la reproducción, ella nos ofrece deleite de serafines, placer de dioses, pasiones de arcángeles, satisfacción de reyes, la embriaguez de la lujuria, y la molicie y sensibilidad de su hermoso y amante cuerpo. ¿Y qué ofrece usted? …¡no joda!

Primeramente porque el respeto básico es la esmerada deferencia al valor que un individuo, o incluso las cosas, tienen; y la trascendencia intrínseca de estos valores debe constituír una reciprocidad paralela. La palabra "paralela" establece un reconocimiento y afirmación mutuos y a un mismo nivel y envergadura. Esta curiosa expresión representa cuestiones morales y éticas, y ha sido transitado, esgrimido, empleado y aplicado en las ciencias filosóficas, en el enredo político, y en otras varias ciencias sociales tales como la psicología, la sociología y hasta en la seca antropología. Como usted puede ver, el respeto no es solo una ilusa palabrita.

El principio del respeto se valida y se establece cuando es adjudicado e integrado a las relaciones humanas interpersonales; y su germinación se inicia con la iniciativa del individuo pensante. Este principio se instituye como substancia cuando un individuo tolera y acepta a otro. Este principio lo merecen todas las creaturas, sin discriminación o segregación alguna. Aquí yo le doy algunas de mis razones estrictamente personales y arbitrarias sobre esta materia de respeto mutuo, especialmente, el respeto a la mujer. Menciono que mis argumentos son "razones estrictamente personales y arbitrarias" porque hablaré exclusivamente de las mujeres que yo personalmente conozco y de quienes puedo dar fé. Hablar sin conocimiento de su esposa o de su novia por ejemplo, pondría mi vida en gran peligro, y sonaría muy ignorante, ¿no es cierto? Pues bién, usted verá qué usa, qué adopta, qué desecha, o qué está de acuerdo con.

Mi Madre
Mi joven madre es lo más excelso y perfecto que la naturaleza haya podido crear. Me ha amado, protegido y cuidado desde antes de mi incepción, durante ella, y hasta que nací. Mi nacimiento no me hizo hombre sino que un imperfecto proyecto de hombre, una ignorante brizna masculina de la caprichosa naturaleza. Mi madre me amamantó, me crió, me educó, me ensenó la vida, me protegió, y dedicó su vida a mi servicio. Siento la más profunda reverencia y amor por esta Santa Mujer que me dió la generosa vida que me gobierna, esta mujer que me vió crecer estrepitosamente, esta mujer que me consoló en mi más profunda amargura durante los más desolados días de mi vida, esa mujer que remendó presurosa los diseminados pedazos de mi alma en pena cuando un artero y fulminante amor me la hizo mil trizas con una enorme explosión de desamor, esa mujer que se regocijó en mis éxitos, y que se rió cándidamente conmigo en mis numerosas y monumentales estupideces, y que lloró amargas lágrimas cuando yo estaba triste.

Mi Madre es esa mujer que me ayudó a pagar mis errores, esto lo sé porque los pagué con mi sangre que es sangre de su sangre, y las lágrimas que derramé en aquellos escasos pero negrísimos días que me abatieron durante la inquieta jornada de mi vida, contenían la dulce sal de las suyas. Ella ha sido siempre eterna en mis más efímeros momentos, ha sido un frágil instante, y ha sido mi vida entera. Ella apagó presurosa y cariñosamente la ciclópea sed que sangraba mis prolongados días, me ayudó pacientemente a aprender la vida, me guió y me adiestró a sortear graciosamente los ácidos y abrasivos enigmas del espíritu, y se consumió sin demora en un fulminante instante con todos y cada uno de los más pequeños y los más excelsos triunfos de mi desordenada y bulliciosa existencia. Ella me suturó la vida tantas veces cuando me regalaba esas pertinaces miradas desde la infinita profundidad de aquellos claros y verdes ojos sin palabras. Ella, que me enseñó a tratar la vida como a una impostora cuando ésta me azotó el rostro con el guantelete de la traición, y me recordó a Ruggero Leoncavallo diciendo: "Ríe payaso sobre tu amor despedazado, ríe del dolor que te envenena el corazón..."

Éstas son sólo algunas razones del por qué respeto tanto a mi joven Madre. Estoy seguro que su Madre se parece un poco a la mía.

Mi hermana
Mi hermana es mi hermanita. Ella es la mujer extraordinaria que me enseñó a vivir las alturas de la vida con orgullo y osadía, sin caprichos y con los pantalones bien puestos. Ella fué la que me comprendió cuando mi madre estaba ausente, y nadie lo hacía; ella se echó a sus espaldas culpas mías para que yo no pagase por ellas, y lo hizo con una sonrisa y un amor que jamás podré satisfacer. Ella fué la habló por mí cuando yo no pude, ella fué la que me defendió aunque yo estuviese equivocado, y muchísimas veces lo estuve. Mi hermanita fué mi concomitada cómplice cuando me enamoré por primera vez, y la que con sus blancas manos ayudó a remendar los jirones de mi alma cuando los ingratos estiletes de la traición despedazaron mi vida y mi alma sin ninguna clemencia. Mi hermanita siempre me miraba como a un ejemplo sin saber que el verdadero ejemplo era ella, y siempre me alentaba y respaldaba con un ánimo y una bravura dignos de su naturaleza altísima sin manchas de egoísmo; y sin importarle que a veces mi lucha ya estuviese completamente perdida. Éstas son sólo algunas razones del por qué respeto tanto a mi hermanita. Estoy seguro que su Hermana se parece un poco a la mía.

Mi Esposa
Mi esposa es algo como salido de la mitología. Ella es un personaje heroico y eminente que encarna y reproduce la quintaesencia de las cualidades claves de nuestra cultura y origen humano. Para estar casada con un hombre (como yo) ella sin duda posee habilidades sobrehumanas y atributos de temperamento ennoblecidos, los que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias, actos heroicos, y proezas beneficiosas, hasta que se convierte en Madre. Mi Esposa se casó conmigo y dedicó su vida entera a mí sin saber con qué clase de sabandija se había metido. Esto lo digo porque los hombres, invariablemente cambiamos caprichosamente nuestras frágiles y livianas naturalezas después del matrimonio. Al momento de convertirse en mi esposa y ante un altar lleno de testigos acompañados de un oficioso tipo disfrazado de carnaval, ella me dijo:

"Te prometo compartir contigo todo mi amor y mi vida, en tiempos buenos y en tiempos malos, y respetarte y apreciarte como mi amigo y mi esposo. Prometo siempre caminar a tu lado, y cuando las dificultades crucen nuestro camino, estaré allí para ayudarte y protegerte. Cuando la alegría nos agasaje, estaré allí para compartirla en el brillo de tus ojos y en la tibieza de tu amor. Que Dios bendiga mi vida contigo en eterno amor y felicidad."

Mi Esposa ha cumplido cada detalle de su promesa, y más. No me prometió paciencia, sin embargo me la dió abundantemente, no me prometió tolerancia, pero se invistió de ella. Yo prometí lo mismo, pero todos sabemos quién cumple más. Éstas son sólo algunas razones del por qué respeto tanto a mi Esposa. Estoy seguro que su Esposa se parece un poco a la mía.

Mi Hija
Si dios existe, esto sería algo que sabe y puede hacer bien: las Hijas. Mi Hija es mi Princesa, es mi vida, es mi dolor y mi alegría, es mi más relevante preocupación y mi más meritorio desasosiego. Cuando miro a mi adorada hija, instantáneamente se derriten todos los hielos que mi corazón haya podido formar a costa de las polares ventiscas de la vida, ella hace que se me iluminen los ojos, y su lúcida e inocente sonrisa disuelve todas las sombras que mi alma haya estado amontonando, porque con el fulminante fogonazo que despliega el resplandor y la refulgencia de su sonrisa; nada oscuro puede perdurar. Mi hija es el receptáculo más menudo que existe en donde cabe la cantidad más gigantesca de amor. Cada sonrisa suya vale mil de las mías y cada lágrima suya vale un millón de las mías. Sus pequeñas penas son insufribles para mí, y su tristeza es siempre la mía infinita. El amor y el respeto que le profeso a mi Hija duelen; pero no es un dolor doloroso, sino que es un dolor misericordioso, sensible, apasionado, cuidadoso, y eternamente enamorado de su naturaleza tan frágil y tan fuerte. Mi Hija me hace mirar al futuro con celos y envidia porque sé que un día éste se la llevará raudo y egoísta, pero no podrá jamás nunca arrancar de mi pecho a esa Princesa de mi existencia. Éstas son sólo algunas razones del por qué respeto tanto a mi Hija. Estoy seguro que su Hija, si la tiene; se parece bastante a la mía.

Mi Prima
Mi prima es como una hermana independiente, pero quizá mucho más objetiva e imparcial en consideración a los numerosos e imperfectos rasgos que caracterizan mi ser tan desesperadamente humano. Mi Prima es alegre y dicharachera, siempre está allí al alcance de mi voz para lo que yo quiera enhebrar con mis insanas palabras a modo de diálogo, sin criticarme muy duramente, pero sin dejar de decirme claramente sus verdades con sus palabras tan específicas y tan distintas de las de mi Hermana y de las de mi Madre. Su amor es como una dosis extra que siempre está ahí para cuando se le necesite. Mi Prima es una mujer diferente, es más independiente de cómo mi alma y mi corazón ven y sienten a las otras grandes mujeres de mi vida; y ella es más desenvuelta en los asuntos de la vida. Es objetiva y es perdonante, es estricta, neutral y objetiva, y por sobre todo, es tambien una Hermana, aunque ella no sea la mía. Éstas son sólo algunas razones del por qué respeto tanto a mi Prima. Estoy seguro que su Prima, si la tiene; se parece bastante a la mía.

Mi Abuela
Esta es una extraordinaria y sorprendentemente asombrosa mujer. Mi Abuela es dos veces Madre, dos veces Hermana, y dos veces Prima. Ella nunca se enoja porque ya lo hizo lo suficiente y lo necesario durante su tiempo de entrenamiento como Hermana, Prima, Novia, Esposa, y Madre. La Abuela es el último bastión de la dulzura y de la gentileza humana, la más perdonante, la más cómplice, las más generosa, la más recatada, la más comprensiva. Es la única Mujer con el incontestado derecho a saltarse y trasgredir todas las reglas de la crianza infantil. Ella ha inventado una circunvolución especial y diferente para criar a los hijos que ahora los escuda bajo el impenetrable título de la fortaleza llamada Nietos y Nietas. Ella es inalienable, firme y cariñosa, austera pero nada de frugal con su acumulado amor para con su prole hereditaria. Si existe una Súper Mujer, sin duda que ésta es la Abuela. Las Abuelas se mueren y se van al cielo porque ésa es la única comarca capaz de contener su infinito y amplio amor. Éstas son sólo algunas razones del por qué respeto tanto a mi Abuela. Estoy seguro que su Abuela se parece bastante a la mía.

Mi Vecina
Aunque es una mujer un poco desinteresada y algo indiferente para con nuestras vidas, por lo general son amigables, amables, simpáticas, consideradas; y muchas veces escuchan pacientemente toda la basura y el estiércol mental que queremos narrarles, eso sí que cuando se aburren, siempre se despiden rápida y cortésmente diciendo que tienen algo en el horno, un llamado, o el lavado de la ropa. Nunca nos dicen lo imbéciles que somos, ni lo aburrido que nuestras desazonadas tertulias son, ni de lo vano e insubstancial de nuestras conversaciones; y ni siquiera nos critican de por qué no le vamos con nuestros cuentos a nuestra esposa. Diplomáticas sin duda. Yo no tengo muchas Vecinas, pero a las que tengo, las respeto. Éstas son algunas escasa razones del por qué respeto a mi Vecina. Estoy seguro que su Vecina se parece algo a la mía.

La Nieta
Note que escribo La Nieta y no Mi Nieta. Simple: no tengo una Nieta todavía, pero cuando la tenga creo que será algo así como dos veces mi hija. ¡No puedo esperar a tener una Nieta! Ya le contaré sobre cuáles serán las razones del por qué respetaré a mi Nieta. Estoy seguro que su Nieta es, o será muy parecida a la mía.

La Novia
Es aquella Mujer blanca y deslumbrante que va camino del altar con una decisión granítica llevando en sus suaves manos un blanco ramillete de perfumadas flores que sujetan prisioneros todos los deseos y las esperanzas de nuestro corazón, en el plácido terciopelo de su rostro están entretejidos nuestros sueños; y en la sensatez de su mirada, llevan voluntariamente cautivas todas las fibras de nuestra vida. Y durante ese breve pero eterno caminar hacia el altar, no tengo que decirle lo dispuesto que usted está a que ella beba en un solo y rápido sorbo toda el agua de nuestra vida, pero no el Agua Amarga, sino que el agua elemental y viva de nuestra completa existencia. En esos momentos no hay una brizna de falta de respeto en su temblante ser, ¿no es cierto?

La Novia es esa portentosa Mujer que mató tu soledad con un simple y amante beso, que con el delicado y sereno calor de sus brazos te salvó de tu horrendo y apocalíptico frío; y que finalmente con su dulce e irremplazable compañía, desterró para siempre la venenosa y acerba soledad de tu vida. La Novia es la Mujer que nos dió el momento más excelso en nuestra vida, aquel momento en que ambos fuimos lo más importante y trascendental de la historia de la humanidad. Éstas son algunas escasa razones del por qué respeto a mi Novia. Estoy seguro que su Novia se parece mucho a la mía.

Otras Mujeres
Hay muchas otras Mujeres que cruzaron, que cruzan, y que cruzarán los infinitos y complicados parajes de nuestras tortuosas vidas, pero ya le he dicho a usted que aquí le daría solo algunas de mis razones estrictamente personales y arbitrarias sobre esta materia de respeto mutuo hacia la mujer

Si usted tiene carácter, como quiera que usted mire y valore a una mujer, siempre encontrará en ellas -porque siempre lo hay- un valor más grande que nosotros mismos, más poderoso que nuestros deseos, y más profundo que el valor de nuestras propias vidas. Nuestras actitudes lo han demostrado repetidamente a través de la historia de este paradójico "Hombre", de tantos disímiles y peregrinos tamaños; bíblicos y de los otros.

Nunca se olvide usted de que la mujer fué hecha a partir de una limpia costilla del hombre (según se dice por ahí); éste incontrastablemente en cambio, fué moldeado del sucio barro. En la desmerecida Agua Amarga del libro Números; no hay respeto.

El Loco

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