Querido Profesor Gutiérrez,
Profesor
es una buena palabra, pero no lo suficientemente grande para expresar y
contener todo el significado de tu persona.
Profesor, Compañero Erudito, Educador, Maestro, Consejero, Amigo, Hincha,
y muchas veces; un Padre. Me hubiese
gustado el poder darte un saludo en persona para desearte un Feliz Cumpleaños,
y agradecerte por ser el Profesor tan fantástico que eres porque no nos enseñaste
desde el libro, sino que desde tu corazón.
Nunca
nos gustaba el quedarnos castigados después de las tres de la tarde en la biblioteca
haciendo deberes extras en sanción por un comportamiento indisciplinado y poco
industrioso. Bien lo sé yo que pasé un
buen tiempo al alero de tu escritorio mientras corregías minuciosamente las
pruebas de tus alumnos; un hatajo grande de ellas. Pero al pasar de los años, he comprendido que
esos "castigos" no eran tal, sino tu manera cariñosa de fraguarnos
como hombres cabales, tu estilo fraternal de enseñarnos las pequeñas cosas de
la vida como la responsabilidad, el respeto, la lealtad, y otras muchas menudencias
que nos harían tanta falta en nuestra vida de adultos.
Contigo
aprendí mucho más que la Historia y las Ciencias Sociales, y que la inquietud y
el ahínco, al igual de que el interés y la perseverancia tenían mucho más
contenido y profundidad que el eco que profieren las letras con que están
escritas estas palabras. No solamente me
enseñaste la Historia, sino que me la inculcaste, y tu lección se arraigó
profundamente entre los pliegues de mi vida, y la uso consuetudinariamente,
porque lo que aprendí gracias a lo que tú me enseñaste, no fué solo instrucción,
sino educación. Gracias por encender el interés en el campo de la Historia, el que es una
de mis más grandes pasiones. Usted me
inspiró para continuar escribiendo la Historia con mi acerada y ácida pluma por
el resto de mi vida. Pluma que se moldeó
también a golpes de fuego y hierro en la fragua de Don Selim Sadek Nifuri.
Profesor
Gutiérrez, me enseñaste que la Historia no vive en los libros, me enseñaste que
la Historia está siempre viva, me enseñaste que la Historia la hacemos
nosotros, y también me enseñaste que la historia se escribe con hechos y no con
palabras. Pero lo más importante que me
enseñaste fué que aprendiera a verme por dentro y a proyectarme hacia el futuro
como un hombre de bien, aunque yo no calificase nunca para que mi nombre fuese
escrito en los desteñidos Papiros de la Historia, porque lo más importante que
atesoré de tus sabidurías, es que me enseñaste tanto sobre la vida.
Contigo
aprendí que la Historia es el futuro, y que los hombres como tú que han
dedicado su vida a educar con paciencia y amor a las bestias como yo, y con la pasión
con que tú lo has hecho, son hombres inmortales. Algún día quizá consiga convertirme en un ser
tan inmortal como lo eres tú, mi querido Chunchito.
Tu triunfo más excelso y también la
tarea más colosal que ejecutaste como profesor nuestro, fué
el estimular a esta gente "aparentemente común", les enseñaste a esos
usuales bandidos de alumnos que fuímos para ti, a realizar esfuerzos inusuales.
La dificultad del problema no reside en
la identificación de los triunfadores: el verdadero truco es hacer triunfadores
de gente ordinaria como lo éramos nosotros tus alumnos. Nosotros sabemos que cumpliste tu cometido.
Si
un doctor, un dentista, o un psicólogo tuviese 52 personas en su oficina al
mismo tiempo, todos los cuales tienen necesidades diferentes, y algunos de ellos
reclamando porque ni siquiera querían estar ahí, y otros causando revuelta
simplemente por joder; el doctor, o el dentista, o el psicólogo, sin ayuda
ninguna; hubiesen tenido que tratar a estas bestias inicuas con excelencia
profesional durante nueve meses, entonces recién podrían tener alguna
concepción de lo que es el trabajo del profesor en el aula.
Gracias Profesor Gutiérrez por ser quién
eres. !Enhorabuena
y Feliz Cumpleaños!
Tu eterno discípulo,
El Loco Guajardo
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.