El Hombre no es el Hombre sin el Hombre

Quizá para usted, éstas sean las osadas y embarazosas aventuras de mi ácida y corrosiva (pero honesta) ética moral, dedicada, arrojada e impelida en cuerpo y alma hacia la implacable persecución y búsqueda de nuevos e ignorados derroteros yacientes en los francos parajes de la enajenada ideología sensata de los pensamientos de un Loco, en pos del desapacible redescubrimiento de una iluminación que para el Hombre; ha sido apagada.

Ese Loco soy yo. Yo soy un Loco. Si señor, Loco. Aunque esto me lo dijeron en mi casa desde que tengo memoria y también me lo han dicho repetidamente durante toda mi vida desde que fuí un escolar, y hasta el día de ayer. Ésta verdad yo ya la sabía antes de haber nacido.

Pero… ¿Qué es un Loco?
Durante las últimas luces sobrevivientes en el ocaso del cambiante y gestador siglo XIX donde la palabra "revolución" se aplicaba en cada ámbito de la existencia humana; se designó como "locura" a un determinado comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas. Pero, ¿quién asegura de que los que definieron estas normas sociales no estaban locos ellos mismos? Es todo materia de percepción. Esas "normas sociales establecidas", muchas de ellas, son nada más que preceptos compensatorios de la mediocridad y de la incapacidad humana general, producto de ideas irreflexivas e intelectualmente deshonestas usadas solo para servir las agendas de sus sórdidos interesados.

Yo creo que la "locura" es el ingrediente ideal y completamente necesario en la mente del Hombre para que éste haga que otros de existencias intelectuales menos exigentes pongan en duda la “verdad” declarada por terceros, ya que la gran cualidad de los estultos para establecer en las mentes débiles estas "verdades", es el ser francos y veraces. Entonces, los amorfos espíritus anodinos que erróneamente creen que son "cuerdos" o inteligentes, clasifican a los más pensantes como "locos", porque los anodinos no poseen expresividad histriónica ni imaginación indómita, no poseen visión con perspectiva ni abundante filología verbal, ni tampoco son capaces de emitir ideas súbitas e impetuosas con la fuerza, con la misma originalidad y con la abundante gracia y el dinamismo con que lo hacen las hidrológicas y blancas aguas de las fuentes Ufanas.

¿Por qué "Aventuras"?
Porque todo lo que es, lo que no es, y lo que existe, está sujeto a una interpretación personal y subjetiva temporal; con esto, la interpretación que sea que prevalezca en un momento determinado en la existencia del Hombre; en la materia que sea, es sin duda alguna un producto y una función del poder bruto y ordinario, y no de la verdad. Por eso es que percepción, es realidad, y realidad en muchos casos, es nada más que un mero sub-producto de la propaganda desorientada. La "aventura" está en esclarecer y establecer la verdad desnuda de entre los interesados y egoístas tapujos y moralismos usureros de nuestra sociedad hipnotizada por los encogidos y amorfos espíritus anodinos que se esconden detrás de ciertas profesiones de dudoso carácter.

Entonces hay muchos conceptos inventados que han sido embutidos en las débiles mentes no pensantes ni cuestionantes. A los débiles de mente se les injieren ideas en sus pobres cabecitas de la misma forma de como se atiborra y se comprime un embutido de cerdo. Estos conceptos han nacido en su mayoría, como un intento de venganza de la ignorancia y del resentimiento de los débiles y de los incapaces, que a falta de moral e intelecto, tratan de legitimar con estas corrientes de especulación sus tristes y vanas existencias a través de un "precepto" compensatorio. Estos ciegos preceptos nacidos del ayuno intelectual son su desesperada esgrima por justificar sus pueriles existencias constituídas de un escaso y empedrado futuro. Éstas son las bases generales de la esclavitud intelectual, y del humillante y voluntario sometimiento moral humano. Es voluntario porque usted cree lo que usted quiere creer.

¿Qué es el Hombre?
Me gusta pensar que "El Hombre no es el Hombre sin el Hombre". Pero ¿qué y quién es el "Hombre" que hace al Hombre? El Hombre no es universal, no puede serlo porque tiene una individualidad innata, constitucionalmente y esencialmente ingénita. El Hombre es dogmáticamente un individuo individual e indivisible ceñido a una emancipación que no está a la venta; tanto así, que es la única e indivisa plataforma existencial que constituye el Ser del Hombre universal.

Primero hay que esclarecer y aceptar una diferencia imprescindiblemente fundamental entre el Hombre y el hombre. El Hombre es un ente civilizado pensante y consciente de sí mismo y de los demás que le rodean. No de todos, sólo conscientemente de los que le rodean porque tienen consciencia de ellos, porque les conocen y los valoran. Aquellos a los que no conocen ni de los cuales son conscientes de, no cuentan. El Hombre en general se preocupa y sufre intrínsecamente por los hambrientos, por los "pobres"; pero es una preocupación y un pensamiento pasajero porque no forma parte integral de su mundo afectivo. Después de que éste pensamiento ha cruzado como un poderoso misil las praderas de su ancha ideología, desaparece entre la espesa niebla de los otros atropelladores pensamientos inmediatos, y el Hombre se va a dormir y se olvida temporalmente del hambriento y del "pobre"; aunque éstos permanecen inamovibles en un lugar fijo e irremovible de su conciencia. Al Hombre le importa el Hombre.

El "hombre" se olvida de lo trascendental, y se concentra en lo cósico intrascendental. El Hombre se concentra en lo trascendental, y usa para su beneficio lo cósico intrascendental. A diferencia del hombre, el Hombre tiene la capacidad de poder hacer cosas a voluntad, y esto es crucial porque para mí, "La voluntad de alcanzar, es el alcance de la voluntad". Este es un sucinto apotecma producto de mis tormentas intelectuales. Factum Est, y no es la elaboración inconsciente o un producto retórico singular del proceso de la mundana razón dialéctica.

El otro hombre es el equivalente a la vaca, al conejo, a la gallina, a cualquier otro animal que comamos o mantengamos como mascotas en el mismo nivel de la lechuga, una piedra o el tomate Limachino. Este "hombre" no ha evolucionado moral ni intelectualmente. El saber "cosas" no le hace inteligente, sino que domesticable. El perro aprende muchos trucos, pero no es inteligente porque no raciocina. Este hombre es un objeto o herramienta de ambos, del Hombre incivilizado y Bárbaro y del Hombre civilizado y Pensante, y es una preocupación constante de este último. El hombre común es un objeto de fácil manipulación por los pobres e infundados conceptos tales como creencias populares y religión, que no son frutos derivados ni resultantes de la verdad. El hombre común no ES, sino que simplemente EXISTE. Como una vaca o una patata, sólo existe. El hombre común no tiene incidencia en la historia ni en el progreso del Hombre como ente universal.

Por otra parte, hay hombres que llegan a un nivel de inteligencia y a un grado de civilidad extraordinario para su condición de hombres, pero nunca se deshacen de las pestes y de los flagelos que les mantienen embozados en el limbo del desarrollo eterno, y nunca alcanzan el nivel de Hombre. El hecho de que el hombre haya concluído exitosamente su etapa final del desarrollo de cefalización, esto no los convierte automáticamente en seres inteligentes ni civilizados. Estos flagelos y pestes intelectuales que les previenen raciocinar adecuadamente (entre otros) son las creencias ciegas, la idolatría infundada, las ignaras supersticiones, los dogmas irreflexivos, los credos idiotas, la pleitesía vejatoria, los tabúes inducidos, y las muchas religiones que cantan sus "verdades" desde el púlpito de un pedófilo.

Ontológicamente, el Hombre está siendo constantemente definido por el Hombre Pensante, e ignorado, omitido y rivalizado irresponsablemente por el hombre que vive sus monótonos días ejecutando sus tres funciones existenciales elementales: Comer, Dormir y Defecar. El hombre no tiene cabida en una antropología existencial porque es irrelevante para sí mismo y para el resto de los Hombres, y por supuesto, no genera historia.

En la implacable persecución y busca de la verdad y de la sabiduría honesta (filosofía), el genitivo del participio de los verbos ser y estar, conocido como ontología; es una parte de la metafísica que estudia lo que hay, en otras palabras, se dedica a estudiar y esclarecer qué o cuáles entidades existen, y qué y cuáles no. Hay una serie de preguntas nacidas en la filosofía tradicional que pueden ser concebidas como interrogantes de ontología. Algunas de estas válidas preguntas para el Hombre son: ¿Existe dios fuera del mito religioso? ¿Existen entidades subjetivas como las ideas e introspecciones? ¿Existe lo psíquico espiritual como el alma y el espíritu? ¿Existen las formas y entes abstractos como los números y el simbolismo? ¿Existen materialmente identificables los inmanentes conceptos y las nociones universales?... y la lista sigue y sigue…

El factor más importante que la ontología le aporta al Hombre, es el estudio de la forma y condición en que las cosas, las entidades y los principios que existen se relacionan con respecto al Hombre; como la relación entre un universal y un particular diferenciado; o la relación individual o múltiple entre un evento específico y sus partícipes. Por ejemplo, la ontología estudia las repercusiones e importancia de eventos como la muerte: la muerte como proceso o evento no tiene significado alguno sin el Hombre. La gallina no filosofa públicamente en su corral acerca de su muerte inminente, natural o inducida; ni tampoco el cerdo escribe un compendio inteligente filosofando acerca de su reencarnación como embutido y su impacto en el futuro del linaje del Suidae Ungulates; y con eso no me refiero a la mujer de Phoroneus.

Las cosas y los eventos solo tienen valor con respecto al Hombre y no a dios. Dios no existe sin el hombre. Dios es la fantasía más subjetiva, embriagadora y sin cimientos nomotéticos que inventó el Hombre, y que permanece como una simple ilusión porque la POSIBILIDAD real es el Hombre, y no un dios. Los pueblos mientras más ignorantes son, más religiosos se tornan. Dios ha sido, en general, una coartada para proteger los privilegios de algunos hombres interesados que poseen un nivel moral-intelectual que cuando no está un milímetro sobre el Macacus Rhesus, está un largo y penoso centímetro bajo la Blattodea. Para el hombre, dios es un pretexto fácil y un subterfugio sin complicaciones al problema de la existencia. Es un argumento unilateral pero conveniente y fácil de adquirir, para no contestar preguntas difíciles que requieren intelecto desarrollado. El Hombre es una presencia en el mundo porque es inteligente y la inteligencia crea la posibilidad.

Filología Clásica
La filología se interpreta como la dedicación o el interés por las palabras escritas. Ésta ciencia es descubierta por el Hombre después de que éste hubo inventado el alfabeto y conseguido la maestría de su notación fonética. Esto registró las bases del desarrollo de lo que hoy llamamos: El Lenguaje; y con la herramienta del lenguaje desarrolló la comunicación como una vía de evolución. La filología entonces, es la para-ciencia que se ocupa y se dedica al estudio serio de los textos escritos a través de los cuales intenta reconstruír, lo más fielmente posible; el procurado significado primigenio de los textos originales con el sustentáculo de la axiomática cultura que en ellos subyace. Aquí precisamente cohabita la dificultad y el conflicto de ser honesto.

El filólogo se sirve del estudio, de la investigación del análisis y del lenguaje, de la literatura y de las demás manifestaciones escritas; retóricas o no, que fundamenten y constituyan la genuina expresión y legado de una comunidad cultural civilizada determinada. Alternativamente, la filología es un término común usado antes del siglo XX, término que ahora entendemos como la lingüística. También este distintivo término es utilizado manidamente por algunos que se autodenominan como filólogos para realzar estéticamente sus contrincantes naturalezas imitadoras, pero que en realidad son nada más que vulgares neo-snobs.

Hay muchos que se auto-denominan o se auto-clasifican como filólogos, pero en cambio exhiben un apetito incontrolable por la demagogia y la oratoria pueril e insubstancial. Yo clasifico a este linaje sub-intelectual manifiestamente como Homo Mendacis. El Homo Mendacis se vale irresponsable y mezquinamente de los escritos originales para darles una interpretación personal dirigida a servir sus propios sórdidos fines cicateros, y a los de aquellos a quienes se alquilan y que les pagan por sus mendaces favores. Esto ya está malo desde el principio, pero lo que está peor; es que la caterva ignorante general, el hombre; cree y adopta estas gárrulas interpretaciones sin cuestionar, sin pensar, sin poner en perspectiva, y sin respetar su propia naturaleza de Hombre, la que someten servil y voluntariamente a estas inciertas, especulativas y suplentes interpretaciones.

La Filosofía
La filosofía es el elemental origen de toda emancipación. La ciencia de la filosofía, nacida en el corazón de la Grecia Antigua durante la Época Arcaica, es el "Amor por la Sabiduría". El objetivo único de la indagación filosófica es ganar claridad sobre preguntas acerca del conocimiento, la verdad, la razón, la realidad, el significado, la mente y los valores que tutelan al ser Humano. La filosofía es el dedicado y consciente estudio de una variedad de problemas y asuntos fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, la verdad, la belleza, el conocimiento, la moral, la mente y el lenguaje; todo esto, en pos del sincero engrandecimiento del ser humano como Hombre.

Al acometer la sincera clarificación y la verdadera respuesta a estos problemas, la filosofía se distingue del enclavado misticismo clásico de las religiones monoteístas, se distingue de la mitología religiosa y cultural de las antiguas civilizaciones, que por cierto todavía están aquí estancadas con nosotros, y se distingue indisputablemente de ciertas formas de religión debido al énfasis que la filosofía expone y asienta en los argumentos racionales, que son nada más que un conjunto de premisas seguidas por una conclusión válida.

También la filosofía se diferencia de la ciencia experimental porque generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica ni tampoco ligada a la percepción sensorial, ya sea mediante la especulación que permite arbitrariamente la resolución dialéctica de las contradicciones, el análisis conceptual del las unidades cognitivas de significado, los experimentos mentales que son simplemente un recurso de la imaginación empleado para investigar la naturaleza de las cosas; u otros métodos a priori los cuales son independientes de la experiencia; sin excluír una reflexión sensata sobre datos empíricos o sobre experiencias psicológicas.

La filosofía entonces, es el conjunto de saberes lógicos y legítimos que busca establecer, de una manera racional inequívoca, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano. La filosofía es sin duda la antítesis de la religión.

Las Religiones
El enigma del trámite y de la gestación del ser humano que ha sido expectorado maquinalmente por las religiones hacia sus hombres, es análogo a la quisicosa entre el huevo y la gallina. Veamos; los dioses son tan omnipotentes, tan grandes, tan todopoderosos -tan "pulentos" como dice un saltimbanqui por ahí-, son tan trascendentales en el tiempo y en el espacio, y tienen una voluntad invencible e infinita por los siglos de los siglos, y un superpoder sin límites para hacer lo que les dé la gana cuando sea, como sea y donde sea. No entiendo cómo es que estos dioses han perdido su tiempo tan sórdida y miserablemente estableciendo al supuesto ser humano, que es un triste producto sin terminar, tan deficiente, ineficiente, falso, frágil y tan absurdo como el mismo rudimentario e insuficiente esbozo de su creación.

Con esos increíbles e inconcebiblemente prodigiosos poderes y potestades podrían haber hecho algo más inteligente, más valioso y más efectivo; pero esa es la cosa con los dioses del hombre; ellos hacen lo que quieren, por absurdo que parezca, y no son nunca cuestionados seriamente y menos constructivamente por los ciegos hombres que forman los insensatos accesorios de sus alucinadas y empecinadas manadas, ¿no es cierto?; pero sin embargo, estos dioses produjeron este raro espécimen humano a su imagen y semejanza…, y no soy yo el que lo dice. ¿Y éste resultado fué su obra maestra?

¿Cuántas "religiones" cree usted que militan hoy en día? ¿Sabe usted cuántos dioses concurrentes, producto de estas numerosas religiones, viven en difícil e incómoda coexistencia?

Hay más de 40 religiones principales organizadas y clasificadas como tales en el planeta, y están ampliamente divididas en alrededor de 270 diferentes corrientes disímiles, donde solo el cristianismo independientemente cuenta con más de 34,000 grupos heterogéneos de ideologías e interpretaciones separadas, discordantes e independientes entre ellas. Esto es sin ni siquiera considerar en cuenta las innumerables religiones tribalitas ni las sectas, ni las cofradías supersticiosas.

La definición estándar de un dios es: "un creador único, supranatural y supervisor del universo". Lo cómico del asunto es que hasta hoy se han catalogado más de 3,700 entre dioses "únicos" y otras deidades "verdaderas", y nosotros seguimos siendo una sola, la misma humanidad que, dependiendo del club al que el individuo pertenezca o a la facción que integra, su "dios" es el único real y los otros son todos falsos. En la religión Hindú, hay más de 330, 000,000 dioses. Este es el típico caso de la ensalada divina: demasiadas religiones, demasiados dioses, un solo dragón, pero con mil cabezas… ¿a cuál de estas cabezas les estamos hablando? Quién sabe…

Piense usted en esto si se atreve a pensar (porque muchas veces yo no me atrevo): si hubiese un gran dios, "un creador único, supranatural y supervisor del universo", éste debería ser reconocido completa e inmediatamente y sin explicaciones de ningún arquetipo. Si su omnipotencia fuese tan elevada y excepcional, única y exclusiva, cegadora y espléndida, cautivante y arrebatadora, clara, lúcida y evidente como un verdadero dios debiera serlo, lo reconoceríamos y aceptaríamos ipso facto, y no necesitaríamos ninguna especie de manuales o breviarios para aprender de él, o de su ideología. Esto, este "dios", no existe y mientras no haya una completa unificación de esta ideología prodigiosamente humano-divina, la humanidad que aún permanece esclava, intelectualmente incivilizada e indefinida seguirá ciegamente abanderándose alucinada e irracionalmente con sus pequeños y grandes dioses hasta el fin de los tiempos, manteniendo al hombre atrapado en su propia necrópolis cerebral tapizada de rudimentarios y fenecidos conceptos indefendibles.

Las religiones organizadas comenzaron a aparecer apenas unos 5,000 años atrás, y absolutamente ninguna de estas excesivamente numerosas doctrinas tiene o posee una respuesta clara, total o absoluta a ninguna de las muchas genuinas interrogantes y exhortaciones existenciales que intrigan al ser humano, aunque cada religión reclama ser la poseedora (al menos de una parte) de La Verdad.

Sí, sí, y sí… he escuchado la verborrea semántica acerca de la respuesta a esta posición una infinidad ingente de veces, y está siempre avalada por el mismo resultado: una falta completa y total de lógica racional. Todos estos humanos olvidan que las religiones son nada más que un invento artificial abocetado por los mismos humanos, en un pusilánime esfuerzo de justificar la incapacidad del hombre, bajo el irreflexivo pretexto de la fé ciega, y evitarse completamente el trabajo de pensar lógica y racionalmente. Pero a la postre, el hombre siempre es libre de creer lo que quiera creer, ¿No es cierto?

Historia
Lo que conocemos como "historia", es sino la historia del Hombre y no de las cosas, porque el Hombre existe, el Hombre es. Las cosas no son, sino que están, y sin el Hombre las cosas no tienen el más mínimo sentido ni la más despojada justificación.

El Hombre es la realidad consciente de la existencia que proyecta; y el mundo está expuesto al Hombre y lo válido del mundo es la importancia y la relación que el Hombre le dá a estos "objetos" en relación a sí mismo; de otra forma, sin el Hombre y su relación intrínseca con él, el "mundo" y su historia; simplemente no existen. El Hombre crea historia y deja una huella; el hombre en cambio, no tiene sombra.

Se estima que alrededor de unos 180 millones de años atrás; en la Era Mesozoica o Era Secundaria, la que los paleontólogos denominan zoológicamente "la era de los dinosaurios", es también botánicamente llamada la Era de las Cícadas durante el tiempo en que el planeta estaba aún dominado por reptiles; aparecieron los primeros mamíferos sobre la Tierra. Las especies mamíferas que iniciaron su desarrollo en esa época, eran muy diferentes a nuestras especies mamíferas contemporáneas, y muchísimas de aquellas especies originales ya no existen; se han extinguido como se extingue la esperanza del pobre en las profundidades de su hambre.

Hoy los paleontólogos están de acuerdo en que el génesis de la historia de la humanidad empezó con la aparición de los antropoides, alrededor de unos 65 millones de años atrás. Los primeros primates eran de corta estatura, pequeños, y contrariamente a la mayoría de los mamíferos que vivían a ras del suelo, comenzaron cobijándose en las copas de los árboles para protegerse de los depredadores. Entre las varias líneas evolucionarias de estas especies que pertenecen a los primates está el ser humano. Durante su desarrollo evolutivo, este primate especial, el hombre, desarrolló un cerebro relativamente grande con respecto a los otros seres vivientes.

Con la ayuda esta nueva y poderosa arma, un cerebro desarrollado; los seres humanos entonces amplificaron su capacidad de evitar y prevenir catástrofes mediante la generación de nuevos métodos y elementos que su cerebro elucubró, tales como la prudencia, como la previsión, y como la habilidad de hacer cosas que otros mamales no podían. Esto marcó el inicio de un nuevo y complicado principio en el proceso de selección natural; este importante evento fué el primer vestigio de la inteligencia humana. En ese preciso momento y solo gracias al hombre, comenzó la historia.

Previo a la Era Mesozoica, los animales y las cosas que poblaban y ocupaban lugar en el planeta Tierra, estaban; pero no eran. El hombre pensante entonces al comenzar a influír sobre las cosas y los otros seres vivientes, inició la Historia de la Humanidad; porque el Hombre, es la única opción para hacer Historia.

Carácter
La más noble, insigne y veraz posesión de un hombre --y que constituye una jerarquía en sí misma-- es su carácter. El carácter de una persona es la gloriosa y honorable corona más excelsa de su vida. La vida y la experiencia me han enseñado inequívocamente que el valor y la fuerza de una nación dependen sólo y exclusivamente del carácter de sus hombres, y no en la forma y la trascendencia de sus pasajeras y pintorescas instituciones, ni tampoco en las desequilibradas y turbias corrientes políticas que aporrean nuestros países. Carácter es el único cimiento seguro del estado civilizado. Carácter es lo que uno es, reputación es lo que se piensa que uno es. Quién es capaz de alcanzar maestría en su carácter, fácilmente puede controlar eventos y hombres porque la fuerza de carácter es simplemente resolución, y resolución invariablemente trae éxito. La más profunda diferencia entre los hombres --entre débiles y fuertes, entre endebles y eficaces-- es el carácter.

Carácter es la emancipación de la mente de los bizantinos prejuicios que esclavizan a las almas canijas. El mundo está lleno de individuos que se quejan constantemente de su mala suerte, pero que no invierten esfuerzos en investigar sus causas y no quieren admitir humildemente que éstas vienen de sus propias anemias morales y asténicas frivolidades. El Hombre tiene Carácter. El hombre; no lo tiene.

Entonces, los enemigos más grandes y peligrosos de las monarquías, del comunismo, del socialismo; de los inertes mentales e intelectuales, y especialmente de las religiones; es el Hombre que piensa con Carácter. Pensar con carácter no es fácil. Lo complicado es explicar un pensamiento abstracto en un idioma singular y sólido, evidente, perceptible y comprensible, y con una crítica constructiva que refleje candorosamente nuestro pensamiento contemporáneo y verdadero.
El Cerebro del Hombre y el cerebro del hombre
De a cuerdo a nuestros neurólogos contemporáneos, el cerebro humano ha disminuído alarmantemente de peso durante los últimos 30,000 años, cuando entonces pesaba en una aproximación promedio de unos 100 gramos más de lo que pesa ahora que es alrededor de unos 1.400 gramos. Para mí esto es tremendamente alarmante porque se calcula que el Hombre ha sido capaz de desarrollar solamente alrededor del 36% de su cerebro, lo que constituye unos 504 gramos. Si 504 gramos de cerebro humano representan el total de nuestro desarrollo mental inteligente contemporáneo, entonces los 100 gramos de merma representarían alrededor de un 20% en la pérdida de conocimiento. Entonces, ¿cuánto conocimiento cabe en 100 gramos de cerebro? La respuesta es sin duda alarmante.

Cuando el lobo gris (Canis lupus) fué domesticado y convertido en el perro doméstico que conocemos hoy (Canis lupus familiaris), el ancestral preludio de este proceso de domesticación que la arqueología sitúa unos 30.000 años atrás, coincide con el período cuando al Homo Sapiens se le comenzó a achicar el cerebro. Al perro --o lobo gris-- también se le disminuyó el tamaño de su cerebro. Se discurre que al sacar al lobo gris de sus circunstancias salvajes y de la competencia por la sobrevivencia del más apto y fuerte, y se le colocó en un ambiente más dócil, pacífico, menos violento y tranquilo; su cerebro dejó de tener en gran parte, las demandas y presiones naturales de su hábitat nativo.

Estas presiones se manifestaban como la necesidad de evitar peligros, conseguir alimentación a través de búsqueda y de la caza, buscar y mantener un refugio para sí mismos y para cuidar y proteger a su prole, y defender su territorio vital de otros depredadores y de la competencia de su propia especie. La falta de estas presiones y necesidades bajo el amparo del Homo Sapiens disminuyó grandemente las exigencias neurológicas y fisiológicas de desarrollar su cerebro, poniéndolo en una compelida retrocesión evolucionaria. El resultado fué una disminución progresiva en el tamaño y peso del cerebro.

A medida de que el Homo Sapiens fué sistemáticamente solucionando este mismo tipo de necesidades y urgencias de supervivencia que compartía ampliamente con el lobo gris y el resto de la fauna animal del planeta, y por ende de sus esfuerzos alivianando y eliminando algunas de las muchas presiones por resolver estas necesidades, su cerebro se comenzó a reducir, a pesar de que éste se estaba desarrollando a una velocidad extraordinaria en comparación al desarrollo cerebral del resto de las otras especies mamales, pterosaurias, y pteroreptíleas con que compartía el planeta. En otras palabras, el Homo Sapiens se fué domesticando a sí mismo paulatinamente hasta que generó las especies coetáneas del Hombre y del hombre.

Una vez resueltas estas contingencias y problemas de subsistencia, el Hombre comenzó a desarrollar su cerebro en una modalidad inteligente incluyendo conceptos y habilidades como las capacidades del pensamiento abstracto, del entendimiento, de la comunicación, del raciocinio, del aprendizaje, de la planificación y aún, de la solución de nuevos problemas. El hombre, buscando el camino fácil y del menor esfuerzo, siguió la ruta de la domesticación total a manos del Hombre, y actualmente vive a la merced de lo que el Hombre pueda hacer por el hombre. El cerebro de ambos humanos pesan lo mismo, pero las diferencias, contrastes y discrepancias en su incesante desarrollo, son abismales y tenues a la vez, pero de alguna forma; interdependientes.

El Loco
Mis perseguidores y otros antagonistas me han llamado "pseudo-cuasi-filósofo del infierno", "fuente de pensamiento desquiciado", "hereje peligroso", "anticristo del siglo XXI", y también me han colgado cariñosamente otros ácidos, corrosivos y beligerantes apotecmas que no puedo mencionar en este escrito por no insultar a los catedráticos de la lengua ni a las almas puritanas; pero me siento altamente orgulloso de los magníficos y bienvenidos títulos que me han concedido tan generosamente de su mano, y les agradezco desde el fondo de mi profundo corazón sin fondo por darme tal vital importancia e invertir su importante tiempo en insultarme. ¡Es un honor! Es obvio que me han dedicado sus valiosos instantes, de sus intrínsecos procesos mentales, y una porción importante de sus intelectualidades alborotadas. Esto es mejor que el Premio Nóbel. Gracias muchas a mis discrepantes y queridos insumisos.

Pero en realidad no soy nada de eso. Lo que soy es que soy un Loco. Quizá con enfermas inclinaciones de filósofo barato e insano de tiempo interrumpido, pero a la postre, un Loco, Loco con un enorme y sencillo orgullo circunspecto.

Esto lo sé porque yo creo firmemente en el precepto de: "Nuestro Futuro está irremediablemente construído con las maquinaciones de nuestro propio Pasado, y nuestro Presente, es nada más que la fragua contemporánea de nuestro Pasado, el que producirá irremisiblemente los destinos de nuestro Futuro" - RAG.
Conclusión (¿Se puede concluír en estas cosas?)
Entonces, el Hombre necesita al Hombre para ser el Hombre, porque el hombre no puede interferir positiva, práctica, ni enaltecedoramente en la historia del Hombre. El Hombre necesita de sus iguales para progresar y prosperar.

Lo que el Hombre hace, representa un testimonio de sí mismo, y lo que el Hombre puede hacer, es el resultado directo de lo que otros Hombres hicieron de él. El hombre no puede influír al Hombre, y ni siquiera al hombre; por eso es que el Hombre necesita al Hombre para poder ser el Hombre.

¿Puede el discípulo enseñarle al Maestro? Normalmente no, sino que hasta que el Maestro convierta al discípulo en un Maestro; entonces este nuevo discípulo-Maestro podrá enseñarle ahora al nuevo discípulo-Maestro hasta que éste se convierta en un Maestro superior. Entonces es lógico pensar que un Maestro sea lo que hicieron de él, y lo que hará, lo hará con lo que le enseñaron. Esta lógica y cronológica dependencia es necesaria para convertir al hombre en Hombre, y es por esta razón fundamental que el Hombre necesita al Hombre para ser el Hombre.

Cuando el hombre alcance la estatura de Hombre, solo entonces comenzará a hacer Historia.

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